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Festejo rugbier by Juan Pablo
Era la final de un partido de rugby, entre el Club Italiano y Hurling, por septiembre del 2006. Había mucha euforia entre los espectadores de los equipos porteños. Buscaban el ascenso. Italiano ganó finalmente después de mucho pelear el partido. Los jugadores festejaban a mas no poder en la cancha de Bajo Flores. Se abrazaban gritando y cantando. Era una fiesta. El festejo empezó con un chapuzón en la pileta del club, aunque recién empezaba la primavera y no hacía calor, pero los muchachos estaban transpirados y no les importaba. Todo miraban el festejo. Después de un rato de estar en la pileta los jugadores fueron al vestuario a ducharse pero el clima de festejo seguía. No quise perder la oportunidad de ver esa intimidad del equipo y me metí en el vestuario. Estaban todos en ropa interior, algunos desnudos cantando arriba de los bancos del vestuario.
En grupo agarraban a los que estaban vestidos mirando y los llevaban adentro de las duchas frías, donde todos estaban desnudos. El festejo también llevó a que uno de ellos tome una silla plástica de jardín, de esas que tienen apoyabrazos y la ponga en medio del vestuario. Con una potente voz iba llamando de a uno a los jugadores y con una tijera les cortaba el pelo bien al ras. Con su vozarrón gritaba los apellidos y solos se sentaban en la silla aceptando el corte de pelo. Prácticamente los dejaba pelados, con algunas mechas sin cortar. Por momentos los jugadores no se acercaban y el improvisado peluquero quedaba sin cabezas que pelar. Para no parar el ritmo agarró a uno de los hinchas que estaba ahí de curioso al lado mío. Con otro de los jugadores lo sentaron y el chico de unos 16 años no se resistió demasiado, aunque no se lo notaba muy contento con el corte de pelo. Uno de ellos,ya rapado, lo agarraba de los hombros alentandolo a dejarse cortar el pelo. Quizás había empezado como un chiste pero como el chico no se molestaba en quejarse el corte de pelo se hizo inevitable. Los dos jugadores, también en ropa interior lo agarraban de las mechas y con la tijera bien pegaba el cuero cabelludo lo iban pelando todo. Por momentos los cuerpos se rozaban. En su hombro se apoyaba el bulto del que le cortaba el pelo, que estaba muy entretenido rapando al pobre chico. Los dos jugadores tenían un poco de saña y el festejo la aumentaba. El chico ya casi todo pelado había quedado lleno de pelos en los hombros y el pecho. Aún sentado, le sacaron la remera y con la misma le sacudieron un poco en el cuello los pelos que le quedaban. Se paró y fue a verse al espejo. Se tocaba la cabeza sorprendido con el resultado, un poco arrepentido con el cambio.
Los jugadores le bajaron los pantalones y el slip y lo llevaron a las duchas para que se saque bien los pelos que le quedaban. Entre los morrudos rugbiers se codeaba para recibir agua de las duchas. Festejaba con ellos y era uno más. Disfruté ver toda la escena pero creo que hubiese disfrutado más por un momento ser ese chico.