Peluquero apurado by Juan Pablo

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No hay peor cosa que un peluquero apurado. Y el jóven cliente nunca lo supo. Esta historia ocurrió en una peluquería antigua en Rosario. Yo esperaba mi turno mientras veía la situación de un chico de unos 25 años que estaba bastante indeciso sobre su corte. La hora de cierre se acercaba y todavía quedábamos dos más esperando para que el peluquero nos corte.
El chico de pelo ondulado y castaño quería unirse a la moda de los cortes con máquina de la vieja escuela. Pero no se decidía si usar el número cuatro arriba y el tres en los costados o si hacerlo con el número tres y dos.
El peluquero ya inquieto ante tanta pregunta y duda del cliente tomo la iniciativa de decirle al chico que sabía lo que le quedaría bien y que lo dejara trabajar.
Agarró la máquina y disimuladamente puso el peine número uno. Yo sentado me di cuenta y me llamó la atención pero no dije nada. El notó que yo lo había visto y me dió una mirada de complicidad.
Con el cliente mirando al espejo, desenfundo la máquina y la puso en su frente preguntandole al chico si estaba listo.
La respuesta afirmativa hizo prender la máquina que en segundos le dejó una franja de pelo casi al ras. El chico se sorprendió pero asumió que ese sería el largo que le quedaría en la parte superior. Algo de desilucionado respiró hondo y quedó más que callado.
El peluquero le preguntó si lo quería más corto en los costados a lo que el joven respondió que ya era demasiado corto, que completara el corte con el mismo nivel.
Ya no le quedarían dudas de que la próxima vez iría más decidido sobre su corte. Pasando su mano por el pelo recién cortado se despidió y un cliente mas ocupaba el sillón lleno de pelos y apuros.

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