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un verdugo a domicilio by ramiro
Recuerdo de mi niñez unas visitas a casa que no eran de mi agrado. Mi abuelo tenía un hermano llamado Félix que era peluquero pero no atendia en una peluqueria sino que hacia cortes a domicilio. No vivia cerca de mi casa por lo que las visitas no eran tan seguidas pero cuando venía era un sufrimiento.
En la otra cuadra de mi casa yo tenia la peluqueria oficial donde mi viejo me llevaba a pelarme cada 2 meses, pero cuando venía Felix , inevitablemente caía en sus garras.
Mi abuelo era carpintero y hacía cosas muy buenas en madera. Se había fabricado un silla medio alta que era la que se usaba como silla de peluquero y se colocaba en el fondo de casa en las visitas trágicas de este familiar trasnochado.
Recuerdo una de sus visitas como si fuera ayer, porque me marcó absolutamente. Yo tenia 9 años y en ese momento el pelo un poquito crecido ( solo un poquito arriba de mis orejas y atras llegaría apenas a un centimetro).
Venía por lo general los domingos a la mañana , se quedaba a almorzar y a la tarde ya se marchaba. Cuando yo lo veía llegar con su valijita de madera ya presagiaba el final de la historia.
Ese día Felix saludo a todos y se pusieron a tomar mate y a charlar en el fondo. Antes del almuerzo preparó todas sus herramientas en la mesita donde mi vieja ponía algunas macetas. Saco peines, tijeras, una navaja que era una reliquia, una gran tela blanca perfectamente doblada y por supuesto...las terribles cortapelos manuales plateadas. Todo quedo allí, amenazante, en la mesita baja.
Mi abuelo arrimo su silla abajo del toldo y fue el primero en sentarse. Era todo una ceremonia. Felix lo envolvió en la tela , sin abandonar la charla, y dio inicio a la esquila. El rapado que le metio fue escandaloso. En veinte minutos mi abuelo lucía un corte al rape propio de un recluso.
Cuando mi vieja llamó a almorzar yo creí que había zafado de la peluqueada. Iluso de mí.
Se almorzaba en familia durante un par de horas.
En un momento de la comida mi viejo se puso serio y le dijo a Felix que a la tarde tenía dos nuevos clientes. Ahí fue cuando a mi se me cerró el estómago. El peluquero me miro sonriendo con cierto grado de satisfaccion.
Despues de la sobremesa continuó la sesión de cortes de pelo.
Mi viejo se sento en la silla y recibio su corte, que no era tan brutal como el del abuelo. Hoy puedo asegurar que se trataba de una media americana. Yo sufria mirando el trabajo del peluquero.
Cuando mi viejo dejó la silla , era mi turno.
Mientras me ayudaba a subir a las alturas , Felix sacudio la tela como amenazante y la revoleó por delante mio hasta que yo quedé cubierto totalmente. Me la ajustó por atras y todo quedo dispuesto para el sacrificio.
Llegó entonces la orden paterna: - Felix....como siempre, bien rapadito hasta la coronilla. Como no había espejo lo unico que ví fue el momento en que el peluquero agarraba una de las maquinas y se dirigio a mi nuca. En ese momento sentí su mano sobre la cima de mi cabeza y un empujon que me la llevó hasta tocar el pecho con la barbilla. Ya nada más veia que el manto blanco que me cubría.
Me apoyo la cortapelos en la base de la nuca y la subio hasta la corona metiendole presión sobre mi cuero cabelludo. La subia y bajaba hasta cubrirla por completo. Yo podía ver sobre la tela como los mechones cortados rodaban hasta mi regazo y otros caian al piso junto a la silla. No podía mover mi cabeza ni aún en los momentos en que dejaba de cortar para seguir la conversacion. Siempre la cabeza hacia abajo.
Cuando pasó a los costados me la inclino hacia un lado y otro. Me peló detras de las orejas haciendo grandes arcos y hizo desaparecer mis modestas patillas en el viaje de la maquina hasta mas arriba de mis sienes. Con un cepillo tipo plumerito me sacó todos los pelos cortados y los que habian quedado sobre mis hombros los mando a mi regazo. Ahí pude ver todo lo que me habia cortado. Una masacre.
Pero la cosa no terminó allí. Con tijera me rebajó , muy cortito, el pelo de arriba de mi cabeza. Era una lluvia de pelos sobre mis ojos.
Otra vez el cepillado y me frotó la nuca con la palma de su mano como señal de tener la situacion controlada.
Mi viejo, sentado junto a mi abuelo en las sillas contra la pared de la cocina, disfrutaba del corte ( con respecto a mis cortes de pelo siempre fue muy exigente) y en un momento lo ví levantarse y arrimarse a la silla , me inspeccionó la cabeza y ante mi desazón le dijo al peluquero si no podia pelarme un poquito mas la nuca. Yo estaba al borde del llanto. Me sentí indefenso. Me habian rapado sin misericordia y encima pedian mas corto.
Por supuesto Felix cumplió.Con otra maquinita ( la #0 o la #00) me volvió a pelar lo que quedaba. Fue un suplicio.
Terminé totalmente rapado. Al tocarme la nuca solo senti una sensacion áspera.
Me sentí con bronca y cierta humillación. Ademas, recuerdo, las bromas en el colegio.
Si bien ahora es solo un recuerdo y tal vez cause gracia, en ese momento odié mucho a mi viejo. Todo pasó y quedó solo como un momento de rabia.
Nunca más me cortó Felix, pero en mi peluqueria habitual segui teniendo cortes cortos hasta mis 13 o 14 años.