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De vuelta Don Quiroga by enkike
Ahi estaba yo otra vez despues de algunos años esperando por mi corte de pelo.
Tenia 16 y el cabello a la moda de los años 70, no extremadamente largo porque el control de mi padre era estricto, pero si bastante crecido.
Desde mis 12 o 13 años ya no concurria a lo de Quiroga, este peluquero que ese dia me iba a tener de nuevo en su sillon y bajo su autoridad.Conseguia mis "arreglos " en una peluqueria mas moderna.
Las cosas con mi padre se habian puesto tensas porque , con la rebeldia de mi adolescencia, habia hecho oidos sordos a la orden de recortar mi cabello. Asi logre colmarle la paciencia y, para mi desgracia, la cosa estallo:
- Escucheme !!- me dijo en tono poco familiar.. - Aca tiene el dinero, se me va a lo de Quiroga y le dice que lo pele como cuando yo lo llevaba. Me oyo ?!!
Estaba perdido. Ya no habia salida.
Mientras esperaba mi turno, rodeado de viejos y fieles clientes de ese " maestro " peluquero, observaba que nada habia cambiado en ese local que se habia dormido en el tiempo.
Don Quiroga seguia siendo el mismo peluquero sin estilo pero con un oficio que nada tenia que envidiar a los tipicos peluqueros de los cuarteles militares de esa epoca.
Sus viejas maquinitas manuales relucian sobre el mueble reflejando la luz que provenia de los tubos fluorescentes que estaban sobre el gran espejo que reflejaba mas de medio cuerpo del cliente de turno.
!! SIGUIENTE !!...el clasico llamado a otra "victima" corto el silencio que reinaba en el local y me devolvio a la realidad. Era mi turno.
Mientras el cliente anterior desocupaba el sillon tocandose su nuca recien rapada, el peluquero sacudio la tela con fuerza desplegandola en el aire y esperaba con una sonrisa dibujada en su rostro que yo tomara asiento en el "trono".
Ya estaba bastante grande para zafar de la silleta de madera para niños y del suplemento de cuero que , en algunos casos, se usaba para que el cliente ganara un poco de altura.
Mientras el anciano anterior abonaba el servicio yo me veida reflejado en el espejo, presa del panico, e imaginandome mis proximos minutos.
De inmediato, casi sin darme cuenta , vi desplegarse la inmensa tela blanca de algodon y pasar por delante de mi para cerrarse con fuerza debajo de mi nuca. Otro paño, tambien blanco pero mucho menor, me fue colocado atras y doblado hacia adentro de mi camisa.
Todo parecia estar listo para la esquila.
Del bolsillito superior de su chaqueta cruzada extrajo un peine y comenzo a estirarme el cabello mientras comento:
- Hace tiempo no te veia por aqui...tienes otro peluquero?- dijo.
- Si - conteste , - estoy yendo a otro lado pero hoy mi padre me mando para Ud me corte el pelo como lo hacia cuando yo era niño.
- Ah, bueno, me parece muy bien porque ya pareces una niña- dijo, mientras quienes esperaban le festejaron lo que pretendio ser una gracia.
- Entonces, bien rapadito, no?
Yo solo asenti con la cabeza mirandolo a trves del espejo.
Senti como bombeaba la silla hidraulica un poco mas arriba hasta dejarme en la posicion que él consideraba optima para hacer su trabajo.
Lo vi seleccionar sus herramientas y sacar de un cajoncito del mueble "algo" envuelto en un paño negro que dejó sobre el mueble.
Con una maquinita de puas separadas
(yo desconocia el tema de la numeracion) paso a mi espalda y en un segundo me vi mirando la tela blanca y sintiendo la mano del peluquero haciendo presion hasta que mi menton pego contra el pecho. El frio acero se apoyo en la base de mi nuca y el artefacto cobro vida iniciando un lento camino hacia la coronilla. El silencio de la tiendo y la proximidad de la cortapelos a mis oidos dejaban escuchar el traqueteo de la herramienta al compas de la apertura y cierre del puño derecho del barbero.
Cuando cumplio con la primera pasada descargo la cabeza de la maquina cubierta del pelo rapado sobre la tela y pronto los mechones rodaron hasta mi regazo terminando en el hueco que formaban mis dos rodillas.
Pude ver el manojo "arrancado" de mi cabeza y me invadio una terrible angustia. Sabia que era solo el comienzo.
Me siguio pelando por franjas hasta descubrir toda mi nuca.
Me pasaba su herramienta casi obsesivamente y por momentos me sobaba el craneo con la palma de su mano como verificando el corte.
Me inclino la cabeza a ambos lados para pelar mis laterales hasta las sienes. Ahi podia ver en el espejo la franja de pelo milimetricamente cortado. Me pelo detras de las orejas haciendo grandes arcos y doblandolas como si fueran de papel.
Cuando puso fin a esa tortura dejo la maquinilla sobre el mueble y, con un cepillo cargado de talco, me dio una buena pasada para desprender los pelitos rebeldes que quedaban en la nuca y detras de las orejas.
Tomo una tijera de entresacar y , peine en mano, me corto toda la parte de arriba dejandola muy corta. Con otra tijera recta le dio forma al corte y me libero del flequillo cortandolo en forma oblicua para despues poder peinarme el cabello hacia un costado.
Mi imagen era irreconocible. Me habia rapado tal como lo hacia cuando niño mi padre me sentaba en la silleta.
Comenzo a desabrochar la capa y amague bajar del sillon pero estaba bastante alto y , como no hizo descender el sillon, imagine que la tortura no habia terminado.
Sacudio la tela y la volvio a anudar por detras.
Con parsimonia desenvolvio el paño negro que habia sacado del cajon y dejo ver una cortapelos reluciente mucho mas pequeña que la anterior y de puas extremadamente apretadas y finas.
La blandio en el aire, le retoco la mariposa superior y se dirigio a la nuca.
Otra vez la cabeza estallando contra el pecho y el acero devorandose los rastrojos de la otra maquina.
Le metia presion contra el cuero cabelludo como para no dejar rastros de pelo.
Me rasuro toda la cabeza. Los laterales mostraban un blanco mortal.
La paso repetidamente y yo notaba que estaba disfrutando de esa pelada al igual que los viejos a los que veia sonreir a traves del vidrio.
Fue un rapado humillante.
Despues de cepillarme la cabeza , me puso unpoco de una crema grasosa blanca por el pelo , y me hizo un peinado tipico de los años 50.
Cuando me puso el espejito de mano por detras para que pudiera ver el corte pude ver mi nuca absolutamente rapada al ras.
Habre puesto una cara de desolacion, porque , sonriendo, me dijo :- Dile a tu padre que estaba muy largo y tuve que pasarte la #000. Creo que quedara conforme-.
Me quito la tela, bajo el sillon y pude desocuparlo. Mientras me aprestaba a pagar , otra vez el !!SIGUIENTE !! retumbo en la peluqueria y otro viejo paso al sillon para dar inicio a otra esquila....