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Punto de vista by jenrique


Hace un par de años publique un comentario utilizando otro pseudonimo. Se trataba del nombre de mi padre al que habia perdido unos meses antes.
Lo hice porque estaba convencido de que él hubiera compartido mi opinion a pesar de que nunca habiamos hablado del tema.

Hace unas semanas me ocurrio algo en la calle mientras esperaba un colectivo cuya parada estaba ubicada frente al ventanal de una peluquería tradicional, y que atraves de él podia ver el interior.
Esa imagen me trajo otra vez a la memoria esta historia que, con algun agregado despues de unos años, quisiera volver a compartir si Ustedes y el sitio me lo permiten.
" Dicen que nadie se baña dos veces en el mismo rio".


Desde que comenzo mi atracción por todo lo que tiene que ver con peluquerias, peluqueros y cortes de pelo, me he preguntado si quienes tienen por oficio el manejo de las tijeras sienten esta misma atracción y placer cuando hacen su trabajo o, tal vez, al ser su profesión, esa satisfacción se va perdiendo y se convierte en mera rutina.

Debo reconocer que si yo fuera peluquero nunca perderia esa dosis de sadismo que suelen tener todos los peluqueros. Ese goce que. seguramente, se acrecienta cuando se trata de cortes extremos o bien forzados.
Estoy seguro que, sobre todo los viejos peluqueros que han padecido la "crisis" de los años de la moda del pelo largo, hoy disfrutaran a modo de "venganza" esos cortes en niños y jovencitos que son entregados por sus padres, mansamente y sin discusiones, al sillon del peluquero.


Recuerdo, en mi niñez y adolescencia, que mis visitas obligadas a la peluqueria eran angustiantes pero, al mismo tiempo, cargadas de cierto morbo provocado por el hecho de saber que me iban a pelar y que, tanto el peluquero como mi padre, disfrutarian de ese momento. En definitiva de eso se trata el "juego" sadomasoquista.

De mis cortes ni se hablaba. No habia instrucciones. Todo estaba acordado de antemano y ese acuerdo "padre- peluquero " era irrevocable: media americana en epoca invernal y americana en el verano.
Con el tiempo esto se fue haciendo costumbre y esa angustia de los primeros momentos fue transformandose en ansiedad y deseo.

Creo que el "entorno" que rodea al corte de pelo cumple un rol muy importante.
Son las clasicas peluquerias de los años '60 y '70 las que mas influencia tienen en el resultado final de un corte.

Hoy en dia han aparecido muchas "nuevas barberias" y alguno de Uds. (quizas con razon) me podra decir que es lo mismo salir rapado de una de ellas que hacerlo de una peluquería de "epoca". Permitanme disentir. El entorno no es el mismo, juega y mucho.

No soy tan mayor (o al menos no lo siento asi, jajaja) pero he frecuentado, y lo sigo haciendo, las tradicionales peluquerias por eso les pido que me dejen entrar en el "pasado".


Algunos recordaran la vieja sillita alta que se usaba para pelar a los niños. Nada de "caballitos" ni "autitos de carrera". Una silla de madera y esterilla que habia que "escalar" para alcanzar la cima, muchas veces con la ayuda del padre o del propio peluquero.

Alli uno se sentia poco menos que humillado al verse fuera de la orbita de los mayores (por razones obvias) y no ser
considerado para ocupar el gran sillon de cuero y cromo.
Uno quedaba alli, en las alturas, envuelto en esa inmensa sabana blanca que lo cubria por completo, a merced del peluquero.

Aqui llegamos a otro punto interesante de la "escenografía".

No hace mucho lei una historia en este sitio en la que su autor (no recuerdo su nombre y pido disculpas) dejaba una pregunta flotando: "...¿ la tela blanca usada como capa por la mayoría de los viejos peluqueros, tenia algun tipo de connotacion especial para lo que es el corte de pelo?

Mi respuesta es un si, absoluto.
Esa tela le agrega dramatismo al corte ademas de crear un efecto muy importante para las dos partes involucradas: para el peluquero no deja de ser un elemento "incentivador", algo que lo hace sentir dominador de la situacion, y para quien debe "sufrirla" es una sensacion de sumision ante el "maestro" peluquero....uni se siente entregado.

La tela blanca de algodon es DRAMATICA.
El contraste que sobre ella se crea entre su blancura y los girones de pelo que van cubriendola le da a uno la medida de cuanto pelo ha perdido comi resultado del paso implacable de la maquina en manos del peluquero.


...Y nos volvemos a detener en "la maquina". Instrumento de tortura , si lo hay.

¿Quien no recuerda, o fue victima, de las viejas maquinas manuales (aun vigentes) ? . Si...esas que tenian como gran tecnologia, un tornillo o una mariposa de ajuste , con las que el barbero demostraba todas sus habilidades profesionales y con las que se obtenia, lo que yo llamo, un corte "artesanal".

En mi humilde opinion son irreemplazables.
Yo no digo NO a las maquinas electricas actuales, pero tratare de defender mi postura diciendo que, hoy por hoy, mucha gente opta por la compra de una de ellas para obtener un corte de pelo "casero" , y me parece muy bien, pero....me pregunto ¿Donde queda la magia del corte?. Se pierde por completo. Cualquiera puede usarla y, mal que mal, obtendra un rapado por mano propia, pero nada es comparable a la experiencia de sentir un pelado a maquinilla.
Habra quedado claro que para mi es una condicion indispensable a la hora de buscar una peluquería, y de hecho la he encontrado.


Otro valor importante en la "escenografía" del corte, del cual uno es protagonista junto con el peluquero, son los "actores de reparto". Son aquellos "mirones" que aguardan su turno en las sillas de espera y a quienes llamo "espectadores de lujo" porque tienen ante sus ojos un espectáculo garantizado, atrapante y excitante como lo es un corte de pelo de la vieja escuela.

Por unos minutos disfrutan en silencio de él, olvidandose por un momento que en breve seran ellos mismos los protagonistas.
Particularmente prefiero los cortes en soledad, pero convengamos que es una situacion poco probable a menos que uno elija horarios de visita que esten proximos a la hora de apertura o de cierre de la peluqueria.
No me siento comodo sentir, ademas de la presion que el peluquero le imprime a la maquinilla sobre el cuero cabelludo, esos pares de ojos avidos de nucas rapadas.


Cuando el corte esta finalizando aparece en escena la clasica navaja barbera con la que nos emprolujaran el corte.
Esa navaja recta que el peluquero asienta en un cuero ennegrecido que, por lo general, cuelga de uno de los apoyabrazos del sillon y que va templando con movimientos acompasados hacia adelante y hacia atras.
Es la tipica imagen de El Barbero de Sevilla , o siendo un poco mas tetrico la de Mr. Todd en la barberia de la calle Fleet.
Mientras nos rasura uno puede imagunar al barbero entonando para sus adentros las estrofas de "Figaro".


Llegando al final del corte aparece el "temido" espejito de mano con el que, el peluquero, intenta llevarse la gloria mostrandonos, con una sonrisa macabra en sus labios, su obra maestra.
A uno no le queda otra salida que aprobar el corte a menos que se considere que aun el peluquero pueda cortar algo mas, cosa que es improbable ya que ha hecho todo lo necesario para dejar nuestra nuca "al ras".
Ya no hay vuelta atras y llega una buena entalcada y cepillada con ese plumerito de madera con cerdas blancas y duras ya gastadas.

Mirando el espejito uno ve que si lo queria menos corto sera el momento de sufrirlo pero si has ido a buscar esa rapada, hasta puedes disfrutarla.


Queda para el final la figura del PELUQUERO.
Aqui la pregunta seria : ¿peluquero paternalista? o ¿peluquero dominante?
Eso va en gustos.
El primero tratara de dejarte conforme con tu corte y es probable que hasta te sugiera cual es el corte adecuado para tu personalidad y tu corte de cara, y tratara de complacerte.

Los peluqueros "dominantes", por el contrario, trataran por todos los medios de arrastrarte a un corte a rigurosa maquinilla alegando que el estilo que tu usas ya no esta de moda.
De esa forma buscaran que te entregues a él con la promesa que te sentiras mas comodo y te terminara gustando tu nuevo "estilo".
Por estos motivos lo ideal seria que, al sentarte en el sillon, estes decidido a que es lo que buscas. No valen las indecisiones pues no sabes con cual de los dos tipos te encontraras.

En mi caso, soy de la opinion que el peluquero debe mostrarse con cierto grado de autoridad. Debe ejercer el dominio de la situacion.
Una de las "armas" con las que cuenta para ello es la de tener un absoluto control de la cabeza del cliente.
La mano del peluquero en la cima de la cabeza demuestra ese dominio y genera una sensacion de sumision en la otra persona.
Del mismo modo, si es capaz de pasar la palma de su mano, a contrapelo, por la nuca recien rapada, te esta demostrando que disfruto de tu corte y que, en definitiva, ha hecho lo que quiso con tu cabeza porque tu se lo has permitido.


Espero que todos disfruten de sus cortes de pelo de la manera que cada uno decida.
Aqui solo pretendi dar mi opinion que, perfectamente, puede ser compartida o no.

Gracias por permitirme escribir. Slds.



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