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No fue lo esperado....Parte 2 by jenrique


Parte 2


Angel lo hizo pasar al fondo. Se lo presentó a su padre y pasaron al comedor donde estaban preparados los libros sobre una mesa.
A Miguel le seguía dando vueltas en la cabeza la imagen del peluquero y su cliente. No podia dejar de mirar la cabeza de su amigo que ya no presentaba el cabello tan corto como era la costumbre.
Se acomodaron alrededor de la mesa y dieron inicio al trabajo.

Algunas horas despues el padre avisó que despejaramos la mesa porque pronto estaria el almuerzo.
Siendo muy respetuoso de la orden de su padre, Angel, preparó el servicio de mesa al tiempo que su abuelo, el peluquero, llegaba a la sala.
Lo volvió a saludar, ahora más cariñosamente, y a modo de broma, mirando su pelo crecido, le dijo que si quería podría tener un lugar en su silla de peluquero. Miguel sonrió, pero muerto de vergüenza. Sintió que el calor llegaba a sus mejillas y se imaginó todo sonrojado.

El padre, que escuchaba desde la cocina, comentó:

- A propósito, papá, a la tarde tienes que pelar a Angel. Yo tengo que ausentarme luego de la comida y no me gustaría llegar a la noche y verlo con esa "melena".
Miguel no entendió eso de la "melena".
Su amigo aun tenia el pelo corto aunque se veia crecido, como si hubiera pasado tan solo un mes de su anterior esquilada.
Lo miró, sonrió y lo lamentó por él.

Comieron y su padre les preguntó como iba el trabajo. Tambien quiso saber algo sobre la familia de Miguel.
Le comentó que vivia con sus padres y una hermana mayor que él. Su madre era ama de casa y su padre tenia una pequeña ferreteria cerca de la estación de trenes.

El abuelo hablaba poco y nada pero Miguel se dio cuenta que no le quitaba los ojos de encima, a veces con una sonrisa cargada de malicia (no de msldad). La verdad que se sentía algo incómodo.

Se levantó la mesa y el padre y el abuelo bebieron café, mientras Angel disponía otra vez los libros para continuar el trabajo.
En un momento, el padre se preparó para marcharse. Lo saludó con afecto y Miguel le agradeció por el almuerzo.
Al salir le recordó a su hijo el tema del corte de pelo. El abuelo lo tranquilizó diciendo que, antes de abrir la tienda por la tarde, los iba a sentar a ambos en el sillon de la peluqueria. Sonrió mirando a los chicos.

Estaban tomando apuntes cuando el abuelo apareció en la sala vestido con su bata blanca listo para trabajar.
Le dijo a Angel que lo esperaba en el local.
Le preguntó a Miguel si queria acompañarlo o si preferia quedarse y seguir con el trabajo.
Con la excusa de descansar un rato le dijo que lo acompañaba. Se imaginó a su amigo sentado en el sillon cubierto por la tela blanca, de frente al espejo, tal era la imagen que tenia de la mañana, cuando llegó.

Fueron hacia la tienda cruzando el patio interno y entraron en la peluqueria.
Alli, su abuelo acomodaba las herramientas sobre el mueble.
Una silla de madera alta habia sido dispuesta frente al espejo en el centro del salon.
Si bien Angel era de su misma edad, era de contextura mucho más pequeña (de hecho su apodo en la escuela era "el enano").
Sacudiendo en el aire la sabana, en forma amenazante, preguntó:

- Caballeros, ¿quien va primero?

Porsupuesto que Miguel no tenia ninguna intención de satisfacer a aquel peluquero, asi que fue Angel quien escaló la silleta y al instante, la tela le voló por delante y quedó completamente cubierto.

Maquinilla en mano, su abuelo comenzó el esquileo.
Miguel miraba absorto aquel pelado casi obsceno.
No pudo precisar el tiempo que duró aquel "cortecito" pero creyó que todo se desarrolló en no más de quince minutos. Angel bajó de la silla absolutamente rapado. Sólo sobresalia de su cabeza un pequeño jopo pegoteado de gomina, rodeado de pelo milimetricamente cortado.
El peluquero volvió a preguntarle a Miguel si queria rebajar su cabello, pero se negó dando las gracias.

Volvieron a la sala a estudiar pero, para Miguel, la tarde ya no fue igual.
No podia dejar de mirar la cabeza casi rasurada de su amigo.

Adelantaron el trabajo un poco más hasta que, caida la tarde, el abuelo avisó que mi padre habia llegado para recogerme.
Juntaron los libros, acomodaron la mesa y fueron hacia la peluqueria.

El padre de Miguel charlaba con el abuelo de Angel. Cuando los chicos entraron, el padre saludó al amigo de su hijo y, acariciandole la cabeza, no se guardó ninguna palabra de elogio para con su corte de pelo.

Con mucha ironía, el peluquero dijo:

- Acá el jovencito no quiso cortarse.-y sonrió.
El padre de Miguel, viendo su pelo crecido, dijo que mal no le hubiera venido.
El abuelo, sin clientes a la vista, no quiso dejar pasar su oportunidad :

- Todavia estamos a tiempo.

Miguel quedó petrificado. Su padre, mirandolo seriamente, le dijo:

- Podria ser, no? Dale, que el señor te corta. Aunque sea un recorte.-

No supo que decir.
El abuelo de su amigo habia salido con la suya. Lo miró con un gesto burlón y colocó sobre el sillon un suplemento para que Miguel estuviera a una altura acorde para poder trabajar.

-Dale, sentate. Vos sos más alto que Angelito...te salvas de la sillita.-

Todos sonrieron menos Miguel. Estaba aterrorizado.
Su padre lo llevó hasta el sillon y lo hizo sentar.
La tela blanca le floto por delante y fue ajustada con firmeza por el peluquero, que ademas, le colocó un paño más pequeño en la base de la nuca.
Miguel se veia entregado a este barbero que se mostraba mas que dispuesto para despojarlo, sin piedad, de su cabello.
Su padre tomó asiento junto a Angel, que miraba con compasión a su amigo.

Mientras el peluquero le estiraba el pelo con un peine, preguntó:

- Cómo le cortamos toda esta porra al jovencito? -

- Déjelo como a su nieto, asi estan los dos fresquitos.-

- perfecto che, son ordenes de tu viejo...yo no te queria pelar tanto.-

Miguel se sintió perdido. Lo iban a dejar igual que a su amigo.
Vio al peluquero tomar una maquinilla de la encimera del mueble y, haciendola funcionar en el aire con el abrir y cerrar de su puño derecho, se la apoyó en la base de su desprolija patilla derecha, inclinandole la cabeza ligeramente hacia la izquierda.
En una pasada, con movimiento lento pero firme, le liquidó todo el lateral hasta más allá de la sien.
Le dobló la oreja y le peló todo detras de ella hasta casi la linea del peinado.
Miguel sufria aquel corte y sus ojos se llenaron de agua.
El viejo no se tomaba descanso. Le pasó aquella terrible herramienta desde el nacimiento del pelo en la nuca hasta la coronilla.
Le empujó la cabeza hacia adelante y se la sujetó hacia abajo, para seguir recorriendo toda la nuca que ya mostraba el blanco de su cuero cabelludo.
Su padre disfrutaba del corte y cada tanto hacia algun comentario sarcastico.
El peluquero seguia despojandole la parte trasera de la cabeza. El pelo cotado que juntaba el cabezal de la maquinilla lo volcaba, casi morbosamente, sobre la tela blanca y rodaba hasta el regazo de Miguel que veia incredulo el pelo que le estaban cercenando.

Cuando le liberó la cabeza para pasar al lateral izquierdo, pudo ver su costado totalmente rapado y un colchon de pelo en su parte superior. Se veia ridiculo.
Lo peló de la misma forma en el otro costado.

Su padre elogió el corte, argumentando que desde hacia unos años queria verlo asi peladito pero su esposa no queria ver a su hijo tan rapado como cuando era niño y él lo llevaba a su peluquero.

El barbero estaba a sus "anchas".
Le cepillo la cabeza con un cepillo de madera cargado de talco y le desabrocho la tela.
La sacudio y todo el pelo cortado cayó a los pies del sillon.
Le volvio a poner la capa.
Con otra maquinita de puas mas separadas le rebano todo el pelo dela parte de arriba de la cabeza hasta la zona del flequillo.
Una lluvia de pelo caia por delante de los ojos de Miguel, para depositarse finalmente sobre la tela.
La parte superior se la dejó a un par de milimetros de su cuero cabelludo.
Le cortó un poco más el flequillo y lo cepillo otra vez.
Con una brocha enjabonada le unto todo el perimetro del corte, las patillas, detras de las orejas y toda la nuca.

Afilo una navaja barbera en un cuero que colgaba del apoyabrazos del sillon mientras le recomendaba quedarse quietito para evitar accidentes.
Le afeito toda la zona. Le quitó el excedente de jabón con una toalla y le pasó reiteradamente la palma de la mano por la nuca rasurada, de abajo hacia arriba.
Miguel experimentó un escalofrio al sentir como la mano de aquel "verdugo" hacia contacto con los rastrojos de la nuca. Tomó conciencia del brutal rapado que le habian metido.
Con otra maquinita más pequeña de puas estrechas, le perfilo la nuca que ya estaba "al ras". Sintió el frio del acero sobre su cuero.

Le embadurno el flequillo con una gomina y le invento un jopo para terminar su obra.

Bombeo la silla para que pudiera bajar y le desabrocho la tela.
Miguel tenia sus ojos rojos por el llanto y no podia dejar de sobarse su craneo absolutamente pelado.

Su padre lo recibió con una gran sonrisa y felicitó al peluquero por su trabajo.

- Ha ganado dos nuevos clientes. A partir de ahora ud sera nuestro nuevo peluquero.


No le quiso cobrar el primer corte.
Ambos se marcharon y menudo escandalete le armo su espisa al ver a su hijo asi de rapado.






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