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Vivir en el campo PARTE 2 by jenrique


El desfile de clientes era incesante, sobre todo los sábados por la mañana, pero la espera no era tanta ya que los cortes eran rápidos. No mas de veinte minutos le llevaba al peluquero un pelado al rape que era el corte mas pedido por los viejos. La maquinilla funcionaba a destajo, y cada dos rapados, Don Prieto despejaba , escoba en mano ,el pelo que quedaba al pie del sillon.

Yo miraba el accionar del peluquero y me resultaba evidente que disfrutaba del trabajo de pelar gente.

Sobre una de las esquinas del gran espejo podia verse, pegado al vidrio, un papel amarillento por el tiempo, donde se comunicaba a la clientela la tarifa por los servicios que alli se ofrecian. Por cierto, los valores que figuraban estaban por demas desactualizados:

TARIFAS Y SERVICIOS

CORTE A LA AMERICANA.......$15
CORTE MEDIA AMERICANA.....$15
CORTE DE PELO AL RAPE......$10
PELO Y BARBA...............$20


Segun las edades, los adultos optaban por el corte al rape o la media americana, pero para los niños y los mas jovencitos no habia opcion : la terrible americana, que solo dejaba ver un ridiculo flequillo tan corto que casi no justificaba el peinado.


Cuando era nuestro turno, siempre pasaba primero mi padre para someterse al rapado hasta la media nuca y los laterales hasta antes de llegar a las sienes. Las orejas bien descubiertas y en la parte superior, luego del paso devastador de las tijeras, un peinado con raya al costado pegoteado con una gomina de olor espantoso.

Mi padre dejaba el sillon y , de inmediato, llamaba a mi hermano mientras el peluquero traia de la trastienda la sillita alta para los niños, acomodandola en el medio del salon de frente al espejo.
Tomando a mi hermano por debajo de los brazos, lo sentaba en la silla como entregandoselo al peluquero que, mas rapido que ligero, lo cubria con la gran sabana blanca.

- ¿como lo dejamos al niño ?
- Vea...a este me lo deja peladito al cero. Ud. ya sabe - y señalandome a mi, agregaba: " A aquel lo pela un poquito mas porque le crece muy rapido.-

Mi padre nos dejaba a merced del peluquero y se iba para aprovechar el tiempo y hacer las compras encargadas.

Se iniciaba el corte alisandole el pelo que le cubria las orejas, el flequillo llegando a los ojos y la parte trasera que caia un par de centimetros sobre la tela.

A puro tijeretazo le cortaba todo el excedente de pelo que se iba depositando sobre la capa y rodaba hasta el regazo. Sobre los hombros se juntaban mechones que, con un golpecito del peine, eran enviados al piso.
El corte parecia bastante desparejo, como si lo cortara al pasar, total despues la cero emparejaba todo.

La transformacion de mi hermano ya era asombrosa. Yo me iba imaginando el momento en que el viejo me tuviera a su disposicion en el sillon.

Cuando terminaba el corte a tijera, el peluquero le sujetaba con firmeza la cabeza hacia abajo empujandola con su mano izquierda, mientras empezaba a correr, desde la base de la nuca hasta mas alla de la coronilla, una cortapelos que le dejaba el cabello a escasos 2 mm.
Le pelo los costados e hizo grandes arcos sobre sus orejas.
Ya lo tenia todo rapado pero tenia que cumplir la orden de mi padre, asi que, con la #0 le perfilo todo lo que ya estaba esquilado.

Le rasuro los bordes del corte con una navaja barbera que templaba con una lonja de cuero que colgaba de uno de los apoyabrazos del sillon , lo cepillo con polvo de talco y lo "despacho" desabrochando la tela y sacudiendola para liberarla del pelo cercenado. Mi hermano volvio a la silla de espera acariciandose la nuca que presentaba un blanco absoluto.

Mientras apartaba la silleta a un costado, me llamo al sillon. Yo ya estaba crecido para la silleta.Tenia 14 años.

Me sente de frente al espejo y mire mi pelo crecido por ultima vez.
Casi sin darme cuenta me envolvio con la tela y con una sonrisa un tanto burlona, me dijo:

- Asi que a vos te crece mas rapido?...bueno, te voy a tener que pelar un poquito mas.

De un cajoncito del mueble saco una cajita de carton y de ella extrajo otra maquinita mas pequeña que las que se mostraban amenazantes sobre el mueble.

Me pelo igual que a mi hermano, pero con mas "dedicacion" al momento de meter la cero.
Despues de quitarme la capa para sacudir el pelo que se habia juntado en la oquedad de mis rodillas y volverla a anudar me pidio, con un tono adusto, que bajara la cabeza y sosteniendola contodo el peso de su mano me empezo a pasar esa maquinita por toda la nuca. Sentia la presion de la maquina sobre mi cuero como si quisiera cortar el pelo de raiz.
En ese momento escuche la voz de mi padre que , ni bien vio a mi hermano recien tusado, lleno de halagos al maestro barbero.

Se arrimo al sillon para observar mi corte y en un descanso de la maquinita me acaricio a contrapelo desde la base de la nuca. - Buen cortecito, Don Prieto-, dijo.

Despues de pelarme los costados, ya con la cabeza erguida me vi en el espejo casi con la cabeza afeitada. No habia rastrojos, el pelo estaba al ras del cuero cabelludo. Me habia masacrado. Veia la cara sonriente de mi hermano a traves del espejo.
El espectaculo estaba por llegar a su fin.
Me afeito el contorno, y me limpio con el cepillo cargado de talco. Parecia un convicto.
Bombeo el sillon para permitir que bajara y me quito la capa.
Sin dudas mi corte habia sido el mas duro. Mientras mi padre pagaba por los tres servicios, ya habia otro sentado en el sillon.

La vuelta a la casa fue , para mi, dramatica. Soportar la burla de mis hermanas fue de lo peor que recuerdo.

No fue el ultimo corte. Seguimos visitando a Don Prieto varias veces mas. Recien a mis 17 años se me permitio elegir mi corte de pelo pero siempre bajo la tutela de mi padre y las maquinillas del viejo peluquero.



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