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experiencia estudiantil by jenrique


Hubo épocas en este país donde el comportamiento humano y su apariencia fueron regidos por un "falso orden constitucional".

Recuerdo que todo estaba excesivamente controlado en cualquier ambito de desarrollo de una persona.
Las escuelas, en particular las de nivel secundario, no estaban al margen de esta situación y alli los controles
en cuanto a la indumentaria y al largo del cabello eran frecuentes y estrictos.

Es mas, cuando los padres firmaban las matriculas, año a año, para que sus hijos cursaran sus estudios, existia una cláusula en la que se hacia referencia a la responsabilidad de los padres sobre la presencia del alumno a clase en perfecta concordancia con las reglas del establecimiento, a saber: uniforme completo, que incluia camisa blanca, corbata bordo, pantalón gris, saco azul, y eventualmente chaleco del mismo color, y en lo relacionado con el cabello, debia estar "prolijamente" peinado y cortado a dos centimetros por arriba del cuello de la camisa, lo que, hablando en buen castizo, significaba implicitamente, como minimo un rapado hasta la media nuca (aqui, media americana).

En esa misma cláusula se informaba que la escuela se reservaba el derecho de admision de los alumnos que no cumplieran con el protocolo, e inclusive, se ponia al conocimiento de los Sres Padres que la escuela , llegado el caso, podia hacerse cargo no económicamente pero si reglamentariamente) del corte de pelode aquellos alumnos reincidentes o reacios a cumplir con las normas.

Ademas teniamos una libreta de comunicaciones personal donde se notificaba a los padres de cualquier anormalidad de la conducta del alumno asi como el incumplimiento de alguno de los requisitos anteriores.
De hecho, en alguna oportunidad mis padres fueron informados de que mi cabello excedia los limites reglamentarios y se me obligaba a cortarlo bajo pena de no poder ingresar a clases el dia siguiente.

Mi padre, cada vez que debia firmar alguna de estas notificaciones ponia el grito en el cielo y sin mas dilaciones me arrastraba a la peluqueria para que el peluquero cumpliera con el ritual de darme una "ejemplificadora" media americana.
Vale aclarar que yo no era de llevar el cabello largo, pero a veces los controles eran sumamente estrictos segun la optica de quien fuera el "controlador" de turno.


Sucedio una mañana que, luego de una de estas requisas, cuatro alumnos (entre ellos yo) fuimos separados de la fila por "cabello largo" y otros tantos por "incumplimiento" del uniforme. Todos pasamos por la Direccion conducidos por un preceptor gordito, de lentes y con el pelo cotado al rape.

A aquellos alumnos que no presentaban la vestimenta en orden se los notifico en las libretas y se los envio a sus casas con la correspondiente falta a clases.
A nosotros nos llevaron ante el Director y se nos hizo firmar un papel donde se nos hacia responsables de la falta cometida. Ese papel debia volver a la escuela al otro dia con la firma de alguno de los padres.

Una vez cumplido el papeleo supusimos que nos devolverian a casa pero no fue asi.
El Director, sin levantar la vista de su escritorio, le bajo la orden al preceptor diciendole que él ya conocia los pasos a seguir.
Recuerdo que al "gordito" se le ilumino el rostro.
Nos hizo dejar los libros en las gavetas y nos obligo a seguirlo.
Se genero entre nosotros mucho misterio pero nos imaginabamos que la cosa no pintaba bien, sobre todo cuando vimos que nos hacia salir del colegio.

Solo caminamos media cuadra y nos detuvimos frente al ventanal de la peluqueria que estaba en la esquina de la escuela. Se nos vino el mundo encima.
Yo , un un primer momento me rehuse a entrar cuando el preceptor abrio la puerta del local. Me tomo de un brazo y me dijo que entrara y no complicara mas mi situación. Mis compañeros ya estan adentro y a mi me entro de un empujon.

Ambos peluqueros , ya mayores, estaban trabajando sobre dos clientes.
El preceptor saludo y, a uno de ellos lo llamo por su nombre:

- Don Cosme...aca traigo cuatro nuevos clientes que necesitan un "cortecito".- El "gordito" y los peluqueros sonrieron festejando la "gracia".

Nos hizo colgar los sacos en un perchero de pared y todos nos sentamos a esperar.
El peluquero Cosme estaba atendiendo a una persona mayor dandole un corte extremadamente corto, mientras el otro peluquero tenia a un niño en la silleta a quien le estaba haciendo un riguroso corte colegial bajo la atenta mirada de quie seria su madre.
Cualquiera de los dos "espectaculos" que se nos presentaba ante los ojos era un mal presagio.

Cosme fue el primero en terminar su corte y mientras su cliente desocupaba el sillon, sacudiendo la tela blanca con fuerza y mirando al preceptor, pregunto quien iba primero.
E "gordito" lo mando a la silla a Barraza.
Mi compañero se sento y, de inmediato, vio pasar por delante suyo la tela que lo cubrio por completo. Se la ajusto con fuerza y pregunto al preceptor:

- ¿que le hacemos?.

la respuesta no se hizo esperar:

- hagale el corte que me hace a mi habitualmente-.

Ahi nos dimos cuenta que el "gordito" se hacia pelar en esa peluqueria por eso la confianza con los barberos.
Nos queriamos morir. Nos iban a esquilar como a él.

A todo esto, el otro peluquero ya habia terminado con el pibe. Lo habia rasurado mas de la cuenta y solo le habia dejado un "jopo" tan corto que no podia ni peinarse. La señora pago por el servicio y salio con el chico.
- Siguiente!!!, dijo con la sabana en mano.
Alli fue Taboada.
Maquinillas en mano, los peluqueros, iniciaron la tarea.
En menos de veinte minutos al flaco Barraza lo raparon sin piedad. Solo arriba se habia salvado de la cortapelos , pero las tijeras habian hecho estragos. Muy corto, y ni que decir la nuca y los lados....totalmente al cero.

Cuando el flaco bajo del sillon , el proximo fui yo.
Taboada ya casi estaba listo. Pelado como Barraza. Era una verdadera masacre, y el preceptor la estaba disfrutando.

Me sente frente al espejo y me capeo.
El preceptor le dijo al peluquero que conmigo usara la doble cero porque era un "rebelde"

Con la cabeza apretada contra el pecho me empezo a pelar con la cero hasta la coronilla. Acostumbrado a la media americana, me causó una sensación extraña sentir la maquina en la cima de mi cabeza.
Me la pasaba casi en forma obsesiva como respondiendo a la orden del preceptor "este es un rebelde".

En un momento, cuando dejo de cortar, senti unos dedos que recorrian mi nuca a contrapelo. Como tenia la cabeza aun gacha, de reojo vi que el "gordito" se habia acercado al sillon y me di cuenta que era él quien me pasaba sus dedos por mi nuca rapada. Me estremeci y me dio mucha bronca. Se estaba divirtiendo con mi corte. Lo insulte para mis adentros.

Cuando el peluquero retomo la tortura fue para rapar los costados. Con la cabeza de costado ,pero sujeta por la mano del peluquero, vi como llevaba la maquina hasta mas alla de la sien.

A traves del espejo vi al ultimo compañero, Jorge Lopez, que ya estaba a punto de dejar el sillon pelado como el resto.

Mi corte seguia porque asi lo habia dispuesto el preceptor.
De un cajon del mueble saco otra maquinita mas pequeña (era la #00) otra vez con la cabeza hacia abajo completo el corte dejandome la nuca y los laterales casi afeitados.
De arriba, con tijera, me dejo el pelo muy corto.
Me afeito el contorno del corte, me hecho talco en la nuca y la cepillo como si fuera un trofeo de guerra.

No hubo espejito de mano en la nuca porque el preceptor ya habia dado el visto bueno.
Ambos hacian bromas sobre el cortesito a la moda que me habian dado.
Me desabrocho la tela de algodon, baje del sillon y nos miramos los cuatro con desolacion como si hubieramos sido arrasados por la humillacion.

El "gordito" nos hizo poner los sacos y le dijo a los peluqueros que mañana ibamos a volver para abonar "el servicio".

Fuimos a la escuela y lo primero fue visitar la Direccion para tener la aprobacion de la maxima autoridad.
Con una sonrisa burlona celebró nuestros cortes y felicitó al preceptor por su trabajo.

Luego vinieron algunas chanzas de nuestros compañeros que, al lado nuestro parecian "melenudos".
La vuelta a casa causo sorpresa. Mi madre no podia creer lo que veia y por la noche, cuando volvio mi padre quedo encantado con el rapado y con gusto me dio el dinero para pagar al otro dia.

Yo no volvi a ser llevado a esa peluqueria. Habia escarmentado, y cuando mi pelo crecia un poco iba solito a la peluqueria de Quiroga para conseguir mi media americana.

A los 17 sali del secundario pero, ya por costumbre, segui llevando ese corte por años.
Ahora ya un poco mayor lo sigo cortando igual y, por suerte, he encontrado una peluqueria tradicional en la que, si lo pides, te pelan con las viejas maquinillas manuales.






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