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Autoridad vs rebeldia by beto
No creo haber sido un padre autoritario pero si he sido estricto en cuanto a la educacion de mis hijos.
La vida me congració con tres varones pero quedé viudo cuando el menor de ellos tenía 13 años y los mayores, que eran mellizos, 15.
Epocas muy dificiles. Dos adolescentes y el chico en la preadolescencia.
Por supuesto tuve que seguir trabajando para que a ninguno le faltara nada.
Los tres estudiaban y los gastos se multiplicaban. Tuvieron que aprender a vivir con algunas restricciones, pero para que lo entendieran , en oportunidades, me tuve que poner duro.
Se dejó de lado la ropa de marca, las salidas de los fines de semana se redujeron y , un gasto que no era menor tambien debió ser suspendido. Me refiero a los cortes de cabello en los salones de moda. Esto fue lo que más costó que entendieran y lo que me obligó a ser más rigido.
Los tres cargaron contra mi pero me puse firme. La peluqueria de los tres en esos salones era todo un presupuesto.
Como era logico los dos mas grandes , llevando como bandera la rebeldia dela juventud,me reprocharon esa medida , pero yo nome podia dejar avasallar. La decision estaba tomada y debia hacerse mi voluntad.
Como consecuencia de ello , y a modo de mostrame su disconformidad, comenzaron a bajar el rendimiento escolar a tal punto que en distintas oportunidades fui notificado por las autoridades de la escuela.
Eso me causó mucho dolor pero mo podia ceder.
Una noche, despues de la cena, les recrimine sus actitudes. La discusion entró en un punto álgido y , lo que no era muy comun en mi,me vi obligado a levantar la voz y poner los puntos sobre las ies.
Las notas tenian que ser mejoradas el siguiente mes bajo amenaza de sacarlos dela escuela y mandarlos a trabajar.
Ahi le puse punto final a la conversacion evitando el derecho a replica.
Mientras se marchaban a sus habitaciones los puse a conocimiento de que habia recibido quejas de la Direccion del colegio por la apariencia desprolija con que se presentaban a clases, y no era exactamente por el uniforme sino más bien poe el cabello, asi que al otro dia iba a haber peluqueria para los tres. Se miraron sabiendo que yo no mentia.
Al otro dia , temprano, solicité un cambio de horario en mi trabajo para poder cumplir con lo propuesto. Yo tenia que estar presente para que la cosa fuera como tenía que ser.
Despues del desayuno llegó la orden de prepararse para la visita al peluquero. Pusieron algunas excusas pero ya estaba decidido.
Salimos de casa y casi ni se habló en el trayecto, solo el menor preguntó a que peluquería iriamos. Le dije que a partir de ese dia el peluquero seria Don Carlos, que era mi peluquero desde hacia años. Los mellizos se pusieron blancos. Nunca habian estado en una peluqueria tradicional. No era una peluqueria de estilo pero los cortes eran economicos.
Llegamos y los hice entrar en fila.
El peluquero se extrañó y saludó con una sonrisa:
- Epa, tenemos a toda la familia.
- Buen dia , Don Carlos, - saludé.
Todos nos sentamos a esperar mientras el peluquero le cortaba a otro cliente el pelo muy corto a máquina.
El mas chico, mirando fijamente el sillon ,me preguntó si a él lo iban a pelar así. La respuesta fue que los tres tendrian el mismo corte para que durara por lo menos tres meses.
Los otros dos escucharon mi respuesta y se sonrojaron.
Cuando terminó el corte el cliente dejó el sillón y, mientras el peluquero sacudia la sábana blanca en el aire, me preguntó quien iba primero.
Lo mandé al más chico y Don Carlos agregó un suplemento en el asiento del sillón para que diera la alrura correcta.
Le pasó la tela por delante y la anudo con firmeza por detras poniendo un paño menor en la base de la nuca.
Bombeo el pedal hidráulico y la silla gano altura.
Mientras le alisaba el pelo, que estaba bastante crecido, preguntó:
- Cómo lo dejamos ?
- Hagale un corte escolar. Bien rapadito.
- ¿la #1 o la #0 ?
- No, la #0 , Don Carlos.
Los hermanos fijaron la vista en la cabeza que sobresalia de la tela blanca.
El peluquero, maquinilla en mano lo peló sin piedad. En menos de 15 minutos ya lo tenia casi terminado. Le afeito el contorno del corte , me preguntó si estaba de acuerdo con el corte y lo aprobé.
Le desabrocho la tela y la sacudio en el aire y mi hijo desocupo el sillón.
- quién es el siguiente. - dijo con autoridad.
Mandé a la silla a uno de los mellizos, Pablo, y el peluquero sacó el suplemento porque no hacia falta.
Subió al sillón al borde del llanto sabiendo cual sería su destino.
Fue envuelto en la gran tela y el barbero recibió la orden:
- A este hagale una americana. No lo puedo ver con esa melena.
Otra vez la #0 en funcionamiento y, de a poco, la melena iba cayendo al piso o quedaba sobre la capa.
Parecia que el peluquero disfrutaba de la rapada.
La nuca ya estaba al ras y dejaba ver el blanco del cuero cabelludo. Yo me sentia victorioso, Se estaba cumpliendo mi autoridad como padre. La rebeldia habia quedado atrás.
Le peló los laterales hasta las sienes y arriba lo rapo al #2.
Lo dejó absolutamente pelado.
Fue el turno de Osvaldo, el otro mellizo.
La orden fue la misma.
Le dejo la cabeza igual que al hermano, La nuca casi afeitada, los laterales al ras y arriba bien rapadito al #2.
El piso daba muestras de la masacre. Era impresionante el monticulo de pelos esparcidos.
Les aclaré que ese seria el corte de hoy a futuro. Los tres se acariciaban la nuca sin cabello y lloraban a moco tendido.
Pague con gusto los tres cortes y salimos del local.
Les dije que nunca mas me desautorizaran porque el proximo corte seria aún peor.