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Cambio el dia by Roque Peluquero


El invierno habia llegado con todo.
Muchidimo frio y , ademas, una llovizna que calaba los huesos.
Todo el día igual. No habia sido una buena jornada de trabajo. Un solo cliente al mediodia habia desafiado al tiempo.
La estufa catalitica hscia que el interior del local mantuviese un clima mas o menos agradable.

Por la calle, ni gente y eran las 6 de la tarde y empezaba a oscurecer.

Habia leido el diario, sentado en el viejo sillon frente al espejo, ya varias veces, hasta pensé en cerrar.

Mientras iba acomodando las herramientas en los cajones, un automovil se detuvo frente a la peluqueria. No me hice muchas ilusiones y seguí con lo que estsba haciendo.
Cuando colgué la tela blanca en el perchero de pie sentí el llamador de la puerta y giré para ver quien era el valiente que se atrevia a buscar un corte de pelo con ese dia.

Para mi sorpresa eran dos personas totalmente cubiertas de abrigos. Uno era facil de adivinar por su estatura y el otro era un adulto.

Saludaron y la persona mayor, casi tiritando, preguntó:

- ¿ hay tiempo para dos cortes de pelo?
- por supuesto, aun es temprano, solo acomodaba mis herramientas.-

Se quitaron los abrigos dejandolos en el perchero de la pared opuesta al espejo.

Parecian padre e hijo. El mayor de unos 45 años con el pelo no tan crecido, y el menor in niño de unos 10 años que, por el gesto no tenia muchas ganss de que le cortaran el cabello. Poco me importó porque , seguramente, ls ultima palabra la tendria su padre.

-¿quien va primero ? pregunté.

El padre ordenó al pibe que ocupara una silla de espera y fue él quien se sentó en el sillon.
Descolgue la tela blanca y la sacudi en el aire para darle vuelo y poder capearlo.
Mientras ajustaba la tela y le ponia un paño en la base de la nuca, pregunté:

- ¿ cómo lo cartamos ?
- Solo un ajuste con tijera- dijo.

! gran desilucion !. Por el pelo tan corto imaginé algo más drastico. Un corte militar o un corte al rape. Ninguna de las dos cosas. Esperé tener mejor suerte con el chico que si tenia el pelo bastante largo.

El corte del padre fue muy rapido. Solo remarcar los bordes y el afeitado para emprolijar.

Desocupo el sillon , sacudi la capa y lo invite al chico a sentarse.
Vi que era muy pequeño para el gran sillón entonces tomé la silla de madera alta y la dispuse frente al espejo en el centro del local.

El padre lo tomó de un brazo con fuerza y lo sento en la silleta casi de prepo.
El chico repetia como una suplica

- No quiero cortarme el pelo y se puso molesto en la silla.

Con voz autoritaria le dije:

- Bueno, a ver si te quedas quieto sin hacer escandalos.

La " psicologia " infantil funcionó porque el pibe quedó quieto y calladito.

Le pasé por delante la tela que lo cubrió por completo y casi llegaba al piso.
Mientras la ajustaba con firmeza debajo de la nuca, pregunté por el corte, pero como venia la situacion imaginé un corte drastico:

- ¿ como le corto al pibe?

La respuesta me conmovió.

- Bien cortito. Pasele la maquina en la nuca y costados. Arriba tambien cortito pero no rapado....con tijera.

- ¿ número de peine ? dije.
- La CERO...bien rapado hasta la coronilla.

Senti un goce indescriptible. Mi corte preferido , sobre todo si es forzado.

- Ud manda, padre, tome asiento.

Fui al mueble derecho a buscar la CERO
Le alise el pelo, le empuje con autoridad la cabeza hacia abajo y le apoyé la máquina en la nuca y la empece a subir hasta la coronilla dejando una franja al ras. Ya no habia marcha atrás. La cabellera estaba jugada.
El pelo cortado que cargaba el cabezal de la herramienta lo volcaba sobre el regazo del joven y la tela se iba cubriendo de mechones de pelo cortados de raiz.
Segui creando surcos en la nuca con rastrojos de 1 mm de longitud.
La parte trasera ya estaba totalmente pelada.
El chico, por momentos, intentaba separar la cabeza del paso de la máquina y me obligaba a sujetarla desde la cima con mas firmeza. Imaginé que sentiría la presión de la CERO sobre el cuero cabelludo que ya estaba desprovisto de cabello dejando ver un blanco absoluto.
Le entalque la nuca y le pasé el cepillo de madera para despolvarla.
No pude dejar de frotarle la parte rapada. Estaba disfrutando ese corte.

Le mostré al padre la nuca pars que aprobara el corte y mostró un gesto de satisfacción:

- Está barbaro - dijo con una sonrisa.

Le incline la cabeza hacia la derecha para pelarle bien el costado izquierdo.
Le rapé detras de la oreja hssta casi la parte superior de la cabeza. Ahora el pelo caia sobre la tela.
Le doble la oreja con un dedo y le pelé pr sobre ella. Quedó descubierta por completo. La patilla desaparecio por completo al entrar en contacto con la máquina, y la subí hasta la sien.
Le volque la cabeza hacia el otro lado y repeti los movimientos.
El cambio habia sido total.Ahora esperaba la parte superior de la cabeza.

Primero le saque la tela, la sacudi con fuerza y kilos de pelo cayeron al pie de la silleta.
Lo volvi a capear y me dispuse a cortarle toda la parte de arriba con la tijera. Levantaba con el peine largos mechones y los cortaba sobre los dientes del peine. Una lluvia de pelo caia al piso o en la tela.
Era impresionante el pelo que tenia. Se lo dejé a 2 cm del cuero.
El flequillo desaparecio casi por completo.
Para dejarlo un poco mas corto usé la tijrra de entresacar. Quedó bastante cortito.
Otra vez una buena cepillada.
El pibe ya presentaba signos de llanto.
De no querer cortarse el pelo pasó, en 20 minutos, a un pelado casi total.
Preparé jabon, le unte todo el borde del rapado y temple la navaja en el cuero que colgaba del apoyabrazos.

- Ahora quedate quietito porque te puedo cortar.- le dije para que no se moviera.
Le afeite todos los bordes para emprolijar el corte. Elimine el excedente de jabon con una toalla y ya estaba casi listo.
Digo "casi" porque me gusta, en estos casos, dar el acabado al corte rebajando mas la nuca con la máquina del doble cero.

La saqué de un cajoncito y cuando el pibe la vio reanudo el llanto al ver que aun no habia terminado.

Le bajé otra vez la cabeza y le pelé la nuca hasta la media cabeza y tambien los costados detras de las orejas.

Lo entalque y cepille.

- Lo peino con gomina o solo sgua ?- le pregunté al padre.

- Como Ud vea.- me dijo

Con dos dedos saque una buena cantidad de gomina del frasco, la desparrame en las palmas de de mis manos y le frote el pelo de arriba. Lo peine con una raya al.costado y , con el espejito de mano en la espalda le mostré su nuevo corte. Se acariciaba la nuca pelada y lloraba a moco tendido.
Le saque la tela blanca y casi que se tiró de la silla.

El padre le sobo la nuca a contrapelo mostrando una sonrisa de conformidad.
Abonó los dos cortes y me preguntó cuando lo podia traer de vuelta. Le dije que una frecuencia de una vez por mes estaba bien para mantener el corte.
Seguramente el pibe habra sentido el rigor del frio en su cabeza.

De un dia casi anodino se transformo en uno de los dias que mas disfruté.



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