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Recuerdos by jenrique
Año 1962. En una ciudad portuaria de Inglaterra (Liverpool) aparecían cuatro " loquitos " haciendo música que revolucionó a la juventud. En realidad se habían iniciado un par de años antes pero fue en ese año cuando el grupo quedó constituido por los cuatro músicos reconocidos hasta su disolución allá por el año 70.
Las chiquilinas quinceañeras (y las no tanto) deliraban con ellos, y para romper aún más las tradiciones lucían abundantes cabelleras.
Muy pronto , se instaló como una gran moda el cabello largo en los jovencitos y en los
adolescentes que comenzaron a dejarse crecer el pelo ante la atónita mirada de padres y peluqueros que veían peligrar su trabajo.
Como reguero de pólvora se generó el contraataque llevado a cabo por padres tradicionalistas que no admitían ver a sus hijos con esas melenitas tan aniñadas.
Quienes seguían llevando el pelo corto quedaban, automáticamente, fuera del ámbito juvenil y eran vistos como "bichos raros".
Los padres tomaron al toro por las astas para que la moda acabara cuanto antes.
Ante el regocijo de barberos y peluqueros, las peluquerías se llenaron de padres llevando a pelar a sus hijos forzadamente.
Los locales se llenaban ya desde la hora de apertura y los peluqueros y sus máquinas del cero no daban a vasto. Incluso , en aquellas peluquerías con más de un "fígaro" se veían filas hasta fuera de la tienda.
Había comenzado el auge de las peluquerías y la venganza de los peluqueros.
No había jovencito que no entrara y saliera llorando de la peluquería. En Argentina los cortes al rape y a la americana eran los elegidos por los padres.
Las melenas acababan en el piso al pie de los sillones de los peluqueros que disfrutaban esas rapadas.
Mi padre no fue la excepción. Me llevó a la peluquería de Quiroga y me hizo pelar al cero.
Incluso las fuerzas de seguridad eran "anti moda" y cuando algunos "melenudos" caían detenidos por disturbios callejeros se los sometía a averiguación de antecedentes y luego se los conducía a la peluquería de la seccional donde, por lo general, un cabo peluquero les dejaba la cabeza al ras.
En los colegios se exigía el pelo corto bajo amenaza de prohibirles el ingreso a los alumnos. La norma era como mínimo 2cm sobre el cuello de la camisa, lo que lisa y llanamente significaba un corte a la media americana.
Algunas escuelas habían implementado convenios con peluquerías de la zona y, con la anuencia de los padres, los alumnos que excedían el largo de pelo permitido eran enviados, acompañados de algún preceptor del colegio, a cortarse el pelo corto, pero realmente corto. Volvían a la escuela con sus nucas rapadas hasta media cabeza.
Sin embargo, más allá de los controles, algunos mantenían sus melenas pero esto duraba hasta el ingreso al servicio militar donde en los cuarteles eran pelados, sin contemplaciones, por peluqueros militares que dejaban esas cabezas absolutamente rapadas al " doble cero".
Recuerdo, años más tarde, cuando me tocó el Servicio, había ido a la peluquería a cortarme un poco el pelo, no porque así me iba a salvar del corte militar sino para que no se ensañaran con mi cabellera..
Para ir tranquilo, un viejo peluquero me recomendó una media americana.
El día de la citación en el Distrito Militar La Plata fui así de peladito pero mucho no importó, me pasaron la #00 igual.
Algunos " valientes " fueron con el cabello largo y los peluqueros se hacían un festín con esas melenas. Después , cada 10 días , peluquería y peluquería tupido.
Cuando me asignaron el destino final donde me tocaría la " instrucción militar ", me tocó junto a otros 20 compañeros el Batallón Depósito de Arsenales 601 " Domingo Viejobueno ".
Recuerdo que antes de subirnos al camión nos mandaron a la peluquería. Nos metieron un brutal corte al doble cero porque nos dijeron que " teníamos que ir prolijitos ".
Al llegar nos repartieron nueva ropa de fajina y nos asignaron la cuadra donde sería nuestro dormitorio.
La instrucción duró un mes y fue terrible. Nos tenían " zumbando ". Teníamos un cabo ( no recuerdo si era Acuña o Vicuña ) que era un reverendo hijo de su madre. Para que tengan una idea, nos hacía cortar el pasto de los canteros !! con la mano !!. Otros muchachos la pasaban "un poco mejor " con otros cabos.
Este Acuña ( o Vicuña, como mierda se llamara ) nos hacía cortar el pelo cada 15 días porque decía que si íbamos a la peluquería con rastrojos , después se notaba mejor la rapada.
El asqueroso este andaba siempre con una maquinita del #00 en el bolsillo bajo de su pantalón de fajina y si encontraba a alguno de sus soldados con el pelo "crecido", caminando o haciendo algún trabajo por las calles internas del batallón, te llamaba, te hacía poner de rodillas frente a él y te pelaba con su máquina a un costado de la calle. Después te hacía ir a buscar una escoba y una palita y te hacía juntar los minúsculos pelos que te había arrancado de raíz. A mí me agarró una sola vez y tuve que pasar por " su peluquería".
Después de la instrucción los cortes no eran tan seguidos pero siempre terminábamos en alguno de los 6 sillones de la peluquería, acompañados por el cabo que se quedaba presenciando morbosamente los rapados al riguroso doble cero que nos metían los peluqueros.
Para la jura de la bandera, para el 9 de Julio y para alguna otra fecha donde teníamos que desfilar, la peluquería se llenaba de soldados y los peluqueros se "esmeraban" un poco más y nos dejaban la cabeza casi afeitada.
Ya cuando se aproximaba la fecha de la baja no eran tan estrictos con nosotros porque al entrar la clase siguiente se entretenían con los " nuevos ".