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Cambio de barrio y escuela by fabio
Esta es una historia real, ocurrio alla por el año 1977, cuando yo tenÃa 14 años. En ese entonces la moda aca en argentina era el pelo largo, un sufrimiento para padres, maestros y algunos pibes, como era mi caso que no me gustaba esa moda, y a diferencia de algunos de mis amigos y compañeros a los que sus padres los tenian controlados con el tema del pelo, mis padres la adoptaron para mi y mis 4 hermanos, asi que desde los 8 años aproximadamente mis cortes americanos quedaron en el recuerdo.
En aquella oportunidad nos habÃamos mudado de barrio y por cuestiones de distancia mis padres decidieron cambiarnos de escuela, yo lo tome como una oportunidad para cambiar mi "vieja" imagen de chico moderno, nuevo barrio y nueva escuela, nadie me conocerÃa y evitarÃa las gastadas y comentarios si un dia aparecia con el pelo corto.
Nos mudamos un jueves y el lunes siguiente iria a mi nueva escuela, la decisión estaba tomada, el viernes a la mañana iria a la vieja peluquerÃa de cuando era un niño y me cortarÃa el pelo. En ese momento no tenia idea de los nombres de los cortes de pelo, después con el tiempo supe que los cortes clásicos eran a la americana, a la media americana, a la romana, y después estaban los modernos a navaja y modelado. Con esto en claro, supe que mi corte de niño era a la americana rigurosa una vez por mes, incluso tengo algunas fotos de muy chiquito en la que solo me dejaban un jopito y el resto todo rapado, pero bueno esa era otra historia, lamentablemente en esa época no era tan común sacarles fotos a los chicos por lo que tengo muy pocas fotos de mi niñez.
Volviendo al tema en cuestión, el viernes a la mañana me levante temprano, y Sali con la bici hacia la peluquerÃa de "Don Cuello". Esta era una peluquerÃa de lo mas clásica, en la que tiempo atrás habÃan trabajado padre e hijo, el padre habÃa sido uno de los primeros peluqueros en la localidad y después incorporo a su hijo al negocio. En esa época solo trabajaba el hijo aunque a veces el padre aparecia por ahà y le daba una mano cortándole a los clientes mas viejos ya que no se habÃa modernizado en lo absoluto.
Cuando llegue, para mi sorpresa en ese momento solo estaba el padre, como ya estaba dentro del local no atine a salir, a lo mejor si hubiera visto de afuera esta situación ni siquiera entraba, porque conocÃa la fama del padre, pero ya estaba jugado. Salude y me sente a esperar, no habÃa nadie en espera, y el peluquero estaba terminando de cortar a un cliente con un corte muy clásico y que se veÃa muy bien. A los 5 minutos, entran al local 2 personas mas, un señor mayor y atrás un pibe un poco mas grande que yo, el señor se sento sin mas palabras que un buen dia, y el pibe le dice:
-Buen dia Don Cuello, su hijo no viene hoy?,
a lo que don Cuello le responde:
â€"Si, debe llegar en un ratito.
Ante esto pensé, bueno a lo mejor llega antes que termine y me corta el hijo, encima ahora habÃa publico para ver mi cambio, por lo que esperaba que fuera lo menos dramático posible. Mi pelo estaba largo decididamente, no hasta los hombros ni mucho menos pero largo y desordenado, sin forma de nada, cubria completamente mis orejas y mi cuello, el ultimo corte habÃa sido un modelado y habÃan pasado casi 3 meses.
Finalmente el cliente que estaba en la silla queda terminado, y sin preguntar quien sigue o algo por el estilo don Cuello me mira y me dice: -SeguÃs vos!!, coartando mi posibilidad de dejar pasar al señor que habÃa entrado después y esperar a que llegue el hijo, por lo que con las piernas tambaleando me dirigi al sillón sin mas preámbulos.
Me cubrió con una capa celeste enorme, la sujeto con un alfiler de gancho atrás y puso un paño mas chico cubriendo la unión, en ese momento era lo que habÃa, no se usaban las capas con tiritas ni abrojo ni nada raro. Ni bien me crubio comenzó a peinar con fuerza mi pelo al comentario de:
â€"Que porra muchacho. Como lo cortamos?.
Ahà me di cuenta que solo habÃa ensayado unas palabras para decirle al peluquero, sin tener en cuenta que las mismas palabras podrÃan tener un significado muy distinto para el padre y el hijo, y solo atine a decir:
â€"Corto atrás y en los costado y un poco mas largo arriba con raya al costado.
Estaba hecho, lo que habÃa estado soñando y planeando por un buen tiempo acababa de suceder.
Ante esto el peluquero me dice:
â€"Una media americana te parece bien?, y solo pude contestar â€"Bueno.
Los nervios me tenÃan casi paralizado y con un nudo en el estomago. Si mas palabras ni preguntas, don cuello saco de un cajón del mueble una maquina manual, me bajo la cabeza con firmeza y comenzó a pasarme la maquina por la nuca hasta aproximadamente la mitad de la cabeza, después un lado, después el otro, inclinando mi cabeza a su antojo y aplastando mi oreja a su gusto para poder meter comodo la maquinita, ahà también descubri que mis orejas habÃan crecido bastante según lo que recordaba. Mechones largos y espesos de pelo se iban amontonando en la capa y cada tanto caian al piso. Finalmente dejo la maquina y tomo unas tijeras enormes, creo que nunca habÃa visto unas tan grandes, y empezó a atacar la parte de arriba, levantaba un mechon con la tijera, metia el peine y hacia un movimiento circular entre el peine y la tijera que era propio de un maestro hasta que finalmente cortaba todo lo que sobresalia del peine, un monton obviamente, y asi me redujo toda la cima a lo que hoy calculo serian unos 3 cm de pelo, después me lo mojo, me hizo una raya perfecta y lo peino hacia el costado, y comenzó a mezclar la parte alta de los lados con lo que habÃa cortado con la maquina, ahora entendia por que habÃa gente que todavÃa venia a que don Cuello le cortara el pelo aunque el dueño de la peluquerÃa ahora era el hijo, este hombre era un maestro en estilos antiguos.
Finalmente, tomo otra maquina y me marco las patillas, los laterales del cuello y procedio a desvanecer la nuca, tratamiento que no recibia hacia muchos años. Con la navaja asentada sobre la tira de cuero que colgaba del sillón me afeito la nuca y los borde y alrededor de la oreja y las patillas. Para terminar peino mmi pelo hacia adelante y corto mi flequillo unos 3 centimetros por encima de las cejas y con una leve inclinación, con lo cual al peinarlo nuevamente quedo perfecto. La trasnformacion estaba lista, y por fin pude contemplar el resultado, si bien no era lo que habÃa planeado obviamente, jamas se me hubiera ocurrido pedir algo tan corto en esa época, resulto mejor de lo que pensaba.
Cuando volvi a la realidad, me di cuenta que el hijo ya habÃa llegado y le estaba cobrando el corte al otro pibe, que lo habÃa despachado en 15 minutos, ya que el señor que habÃa entrado detrás mio prefirió esperar para que le corte don Cuello. Cuando termino de limpiarme con su cepillo, baje del sillón, le di el dinero y mientras don Cuello iba a buscar para darme el vuelto el señor me dice: â€"Muy buen corte muchacho, da gusto ver que todavÃa quedan pibes asi - , me dio un poco de vergüenza pero igual agradeci su comentario, y se sento en el sillón listo para su corte.
Sali y mientras desataba la bici escuche al señor decirle al peluquero:
-Muy buen corte don Cuello, cortemelo igual que al muchacho de recién- , y me sentà muy bien realmente, la experiencia habÃa sido un poco traumatica pero el resultado fue increÃble.
Lo único malo es que al llegar a mi casa tuve que enfrentar el enojo de mis padres y la prohibición de volver a cortarme el pelo de esa forma por mucho tiempo, como mucho algunas veces con alguna artimaña conseguia hacerme un corte a la romana, nada drástico pero mejor que los viejos modelados que no soportaba.