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Cambio por la página by Zorba


Había llegado de trabajar después de un día movidito y aprovechando que mi esposa todavía estaba cocinando me fui a dar una ducha.
Cuando terminé y me estaba peinando frente al espejo me vi con el pelo bastante crecido.
Siempre lo hago cortar a tijera para que quede algo "larguito", pero hacía tiempo que después de leer varias historias en español en este sitio tenía ganas de cambiar un poco.
Aquí sigo las narraciones de Java , Eze, jenrique y Barbero Militar, que son las que más me atrapan. Son maestros en el tema.
De un tiempo a esta parte he sentido algo especial con lo que tenga que ver con peluqueros y peluquerías tradicionales. A veces recuerdo cuando era chico y mi viejo me llevaba a pelar a la peluquería de Angel Berta que estaba cerca de casa. Me pegaban unos cortes brutales . Mi padre era muy agarrado a la antigua y me quería ver siempre peladito. En esa época, lo clásico para los niños era la "americana" y algunos zafaban con la "media americana" y se iban de la peluquería con "algo" de pelo. No era mi caso. A mí siempre me esperaba la "cero" bien metida hasta arriba. Odiaba esos cortes pero eran obligados.

Cuando fui creciendo, de a poco me fui librando de las maquinitas hasta que, ya un poco mayor, cambié de peluquero y empecé con los cortes a tijera hasta hoy que ya tengo 41.

Volviendo al tema, me encontré frente al espejo con el pelo largo y desprolijo. Se me hacía ya difícil de manejar y se me cruzó por la cabeza algo más corto.

Durante la cena le comenté a mi señora el tema y me dijo que estaba loco. A ella le gusta el pelo un poco largo y me quiso sacar la idea de la cabeza. Le dije que había entrado en los 40 y que, tal vez, tendría que ir con algo más acorde a mi edad. Bueno…me dijo que ni se me ocurriera cortarme el pelo. La cosa quedó ( por el momento) ahí.


Después de la cena me puse a preparar el recorrido de trabajo del día siguiente.
Soy distribuidor de productos de librería. Me tocaba la zona de Avellaneda y Lanús.
Recordé que EZE, en sus historias, siempre se refiere a peluquerías de esa zona y me empezó a picar otra vez el bichito del pelo.
Fui a la página y encontré una historia en la que habla de la peluquería de Don Walter y en los comentarios aparece " jenrique" que parece ser cliente. Aparenta ser una peluquería sin fachada a la calle. Sólo un portón cerrado y el peluquero atiende si le tocás el timbre. Me empezaron a revolotear mariposas en el estómago, así que busqué el lugar en el map de google. Me sobresalté viendo que no iba a estar tan lejos al otro día. Creo que en ese momento fue cuando tomé la decisión.

Al día siguiente empecé a las 8 por Avellaneda. Cerca del mediodía ya estaba en Lanús.
Alrededor de las 11 estaba a 8 cuadras de la peluquería. Pasé por el lugar y, en esa cuadra, mi vista se clavó en un portón, pero la verdad, no sabía si era ese.
Estacioné la camioneta con el estómago duro como piedra, acordándome de mi esposa: " ni se te ocurra cortarte el pelo". No me importó. Después de todo, era mi cabeza.
Antes de tocar timbre me quise asegurar que era ahí. Al lado hay un negocio de fiambrería y fui a preguntar. Un muchacho me confirmó que ese portón !!! era la peluquería de Walter !!!.
No lo pensé y fui a tocar timbre.

A los 5 minutos, a través del vidrio esmerilado de la puerta , una sombra se acercaba a abrir la puerta. Estaba seguro de lo que hacía pero estaba un poco nervioso. Era un cambio de peluquero…no es poca cosa.
Un señor bajito, delgado y de bigotes de unos 60 años largos me saludó y me preguntó que necesitaba. Le comenté que quería cortarme el pelo y que me habían recomendado su peluquería. Me hizo pasar amablemente a un recibidor donde sólo había una mesita y una silla.
Yo estaba entrando a lo desconocido.
Me guió un par de pasos a un lugar de donde salía luz.
Me hizo pasar y allí estaba La peluquería que parecía ser de la época del ´ 50 o ´ 60.
En el único sillón antiguo de barbero , frente a un mueble de fórmica con gran espejo, un señor estaba siendo atendido por Walter.
Me ofreció una silla de espera y me pidió que lo esperara 15 minutos. Obvio que esperé.
El peluquero tomó de arriba del mueble la maquinita que se notaba que estaba usando cuando yo lo interrumpí, y continuó cortándole el pelo al cliente.
Le estaba cortando muy cortito el pelo de la nuca. Se me hizo un nudo en el estómago.
Siguió con su trabajo hasta que terminó con el corte.
Le sacó la tela blanca que lo cubría y mientras el cliente dejaba el sillón me invitó a sentarme esperándome con la sábana blanca extendida. El sillón era de cuero negro bastante gastado. Estaría allí desde el primer día de la peluquería. Me senté mientras el otro cliente pagaba su corte.
Don Walter me pidió permiso y lo acompañó hasta la puerta.
Volvió y ,tomando la capa, vi cuando le dio vuelo y me dejó totalmente envuelto, pasándola por delante de mí. Me puso en la base de la nuca otro paño más pequeño.
Mientras me alisaba el pelo me preguntó quién me había recomendado estar allí. Le conté, brevemente, la historia y reconoció que "jenrique" era su cliente desde hacía unos años y que, seguramente en algunos días lo visitaría porque se va a pelar cada 2 meses , más o menos.

Me hizo la clásica pregunta:

¿Cómo lo cortamos?
Quiere algo más corto. Estoy acostumbrado a un corte regular con tijera.- le dije , tocándome el pelo de la nuca.
Bueno, hacemos algo así , entonces ? me preguntó.
Me gustaría un poco más cortito de atrás. Arriba sí, con la tijera para poder peinarlo.-

Me miró a través del espejo y me preguntó si quería un poco la maquinita por atrás. Sentí como un escalofrío que me recorrió la espalda pero le dije que sí.
Me sugirió la #1 para que quedara "cortito" porque la #2 quedaba como un corte sin terminar.
Le dije que sí. Ya estaba jugado.
Lo ví tomar la máquina ( la manual, como cuando yo era chico) y dirigirse a mi espalda. Me encontré excitado y agarrado con fuerza a los apoyabrazos del sillón.
Me bajó un poco la cabeza y me empezó a correr la máquina hasta la media cabeza. Sentía la presión del acero sobre mi cuero cabelludo.
Me peló toda la parte inferior de la nuca. Me estaba haciendo lo que parecía una media americana.
Me cortó los laterales hasta un poco más abajo de las sienes y me descubrió las orejas dejándome un poco peladito detrás de ellas.
Con la tijera me rebajó toda la parte de arriba y , por la espalda, desde la media cabeza hasta la corona.
Mi cabeza en el espejo se veía como más pequeña sin la mata de pelo con la que llegué.
Me cepilló la bocha, tirando los pelos que estaban sobre mis hombros en mi regazo.

Me puso el espejito de mano en la espalda y me preguntó si así estaba bien.
No estaba muy convencido. Si bien el corte era bueno me parecía muy antiguo.
Tomé coraje y, sacando una mano por fuera de la tela, me acaricié la nuca a contrapelo pidiéndole si podía llevar la máquina más arriba. Me miró, sonrió , y me dijo:

¿Quiere que lo pele hasta arriba? ¿ Después no se puede volver atrás, eh?- seguía sonriendo.
Sí.- le dije .
Ud quiere el corte de Enrique. - me dijo riéndose.
No sé. No lo conozco a Enrique.- le dije, y me reí también.
Él se rapa hasta arriba pero empezó como Ud. Cada vez un poco más.-

Ahí me enteré del corte de pelo de jenrique. Me sentí como cuando era pibe e iba a lo de Berta con mi viejo.

Siga hasta arriba.- le dije sin pensar.

De un cajoncito sacó una cajita de cartón con otra maquinita y volvió a mi espalda.
Me hizo agachar la cabeza y me la empezó a correr por toda la nuca hasta arriba. Pensé que iba a seguir con la misma pero me imaginé la #0 porque , por lo general, se tiene guardada en los cajones. No dije nada. Estaba disfrutando.
Me sentía bien mientras me pasaba la cero. Creo que en realidad era el corte que había ido a buscar.
Me peló todo y arriba hizo un ajuste con tijera para disfumar la marca de la máquina del cero.
Después me afeitó los bordes con la navaja y dió una pasadita más con la maquinita, y me puso el espejito en la nuca.
Estaba todo pelado. Me quedé helado, pero me encantó. Nunca pensé que volvería ese corte pero al verme en el espejo me arrepentí de no haber vuelto antes.
Pagué y saludé a Don Walter. Le dije que había ganado otro cliente.

Cuando a la nochecita llegué a casa mi esposa casi se muere. Me preguntó qué había hecho. Por qué me había cortado el pelo de esa manera. Cuando me pasó la mano por la nuca me di cuenta que en realidad le gustaba. No podía dejar de acariciarme. Terminó reconociendo que ese era mi corte a partir de ahora, y todo gracias a esta página y a sus autores.




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