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Las órdenes se cumplen by granate


Hoy domingo, en el desayuno, me sentí feliz mirando las cabezas de mis hijos rapadas casi al ras después de los cortes de ayer. Mi mujer ni me hablaba , pero bueno…ya se le va a pasar.

Ayer, ya a la nochecita, los agarré a los dos, que ya tenían el pelo bastante crecido y, con mucha bronca, los mandé al auto. Ya les venía avisando que se fueran a cortar el pelo pero , al parecer, hacían oídos sordos a lo que les decía. Van a esos salones donde les cortan "las puntas" como a las minas y les cobran un dineral. Me cansé. Ellos saben que no acepto el pelo largo.

El mayor me preguntó dónde íbamos y la respuesta lo dejó pasmado:

!! Ya a la peluquería !!!.- le dije .

Primero amagó con decirme algo pero lo frené en seco:

Póngase una campera y al auto.- el más chico ya estaba preparado. Es menos rebelde.

Los cargué en el auto y me los llevé a lo de Pedro, mi peluquero.
Con toda la bronca encontré la peluquería cerrada. Por lo general el "viejo" cierra más tarde. Los dos se reían en el asiento de atrás y me dio más bronca.
Me bajé y fui hasta la ferretería de al lado a ver si sabían algo. Por lo que me dijo el ferretero, Don Pedro no había abierto porque había viajado a Entre Ríos con su hijo por temas familiares.

Uhhh, qué macana. Le traía a mis hijos a cortar el pelo.- le dije.
Si es muy urgente , llévelos a lo de Francisco.- me dijo el tipo.
¿Dónde es ? ¿ Lejos?- pregunté.
No. Doble en la esquina, haga tres cuadras y después media cuadra a la derecha. Seguro está abierto.- le agradecí el dato y volví al auto.

Me puse en camino. Ninguno de mis hijos preguntó nada.
Cuando hice las tres cuadras y doblé ya se veía el poste barbero funcionando y la vereda iluminada por la luz que salía del interior.
Estacioné en la puerta y eché un vistazo. ! Perfecto !. Una peluquería bien tradicional y se veía un peluquero mayor, barriendo el local.

Vamos…los dos abajo.- les dije mientras yo me dirigía a la puerta. No hubo resistencia.

Abrí la puerta y los hice entrar. Saludé:

Buenas noches señor. ¿Habrá tiempo para dos cortes?.-
Sí, por supuesto, adelante.- dijo el peluquero dejando el escobillón a un costado.


AHORA…….. EL PELUQUERO, EN PRIMERA PERSONA.


Cuando el padre me preguntó si había tiempo para dos cortes imaginé, de inmediato, esas dos cabezas cubiertas de pelo en mi silla. Ningún peluquero se hubiera negado a ese "trabajito" porque parecía ser un corte obligado.
Descolgué la tela celeste del perchero, la sacudí con fuerza en el aire y pregunté quién sería el primero.
El caballero envió al más chico a las sillas de espera y le dio la orden al otro de sacarse la campera y sentarse en el sillón.

Cuando ya lo tuve sentadito frente al espejo le pasé la tela por delante, se la apreté con fuerza al cuello y la sujeté con un broche metálico por detrás para luego colocar en la base de la nuca un paño blanco más pequeño que doblé hacia adentro de la capa.
Le empecé a estirar el cabello en toda su longitud al tiempo que hice la pregunta de rigor:

¿ Cómo le corto al pibe ?.-
Quiero que lo pele bastante. De arriba pásele un N°2 y atrás y los costados lo más corto que pueda.- asentí, mostrándole una sonrisa de aprobación.
Atrás se lo termino con la #000 que le va a quedar prolijito. ¿Qué le parece?.-
Bárbaro. Todo suyo.- me dijo, dándome carta blanca.

Me preparé para disfrutar. No había sido un buen sábado.


Tomé peine y tijera para bajarle un poco el largo del pelo de arriba. Corté y corté, tijera sobre peine, enorme cantidad de pelo que se acumuló en la tela y sobre los hombros. Los "barrí" hacia la tela con el cepillo de madera. Corté también en los costados destapando las orejas, y las patillas hasta reducir el pelo en la sien. Recorrí en círculo el sillón y le corté el otro costado.
De atrás corté desde la base de la nuca hasta la coronilla para cubrir toda la nuca.
Ya lo tenía todo a casi 1cm de largo.
Le desabroché la tela , la sacudí y todo el pelo cayó al pie del sillón.
Tuve que sujetarlo por los hombros porque creyó que el corte estaba terminado y amagó bajarse.

Esperá, no bajes que no terminamos.- le dije mirándolo a través del espejo.

Lo volví a cubrir con la tela y me tomé un minuto para juntar la cantidad de pelo del piso y arrojarla al bote de basura del rincón.
Ya en el mueble era el momento de las máquinas.
Cuando me vio descolgar la cortapelo y colocarle el suplemento N°2, el chico buscó con la mirada a su padre y suplicó:

Noo….con máquina, noo….- y se quebró.

Le apoyé la máquina en la base de la nuca y le bajé la cabeza sosteniéndola con firmeza para evitar movimientos bruscos. Se la corrí hasta la coronilla y le empecé a rapar la parte trasera. Subía y bajaba la máquina y al pasar por detrás de su oreja, el zumbido hizo que moviera un poco la cabeza, lo que me obligó a ejercer más presión contra su pecho.
La nuca fue quedando con el pelo a 5 o 6 mm.
Le pelé los costados y la parte superior desde la frente hasta la corona.
Estaba irreconocible.
Le di una buena cepillada y de reojo vi al otro chico tomándose la cabeza , como ya sabiendo cual sería el futuro de su cabellera.
Le saqué el suplemento a la máquina dejando las cuchillas al descubierto y lo pelé al "cero" en los costados y la nuca. Ya asomaba el cuero cabelludo mostrando un blanco absoluto. Cada tanto comprobaba el nivel parejo del pelo pasando mis dedos a contrapelo sobre la nuca pelada a 1mm.
Otra entalcada y cepillada y le pregunté al padre si lo dejaba así o si aún seguía con la idea de dejarlo más rapado.

Pásele la #000 como me dijo.- dijo poniéndose de pie y parándose a la espalda de su hijo frotándole la nuca con cierto morbo.

Esto es para que aprendas a hacerle caso a tu padre.- le dijo al pibe que miraba en el espejo su cabeza ya pelada.

Desenganché la cortapelos del "000" y le pelé todo lo que ya estaba rapado al #0. Lo dejé casi afeitado y le marqué los bordes para evitar el rasurado con navaja.
Le puse el espejito de mano en la espalda, vio el corte y de inmediato bajó la vista.
Talco, cepillo y afuera la tela.
El otro pibe, tuvo que soportar la humillación de la sillita para chicos porque el sillón le quedaba inmenso.
La orden fue:

Igual que a éste.-

…Y así fue.




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