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Corte escolar! Para mañana by THFTD


Esta historia vuelve a la época de secundaria de Yael. Cuando tenía unos 14 años y estaba por entrar a la preparatoria, todo iba bien en la vida de este joven, era un chico estable academicamente hablando, sus notas estaban siempre por encima del 8, era un atleta de renombre en su escuela y como cereza del pastel... también era todo un galan entre las chicas de los distintos cursos de esa misma escuela.
Yael es un chico de piel blanca, ojos cafés y almendrados, cejas gruesas y de facciones bastante definidas, pero su mayor atractivo era su linda melena de surfista, su cabello era liso y de color marrón claro, aunque tomaba la forma de unos pequeños rulos en los extremos de su cabellera. Yael solía mantener el cabello hasta la barbilla y para que este no le molestara en sus actividades diarias lo peinaba con una línea en medio o de lo contrario lo ataba en una cola de caballo o moño por detrás de su cabeza.

Una mañana como cualquier otra, el profesor que se encargaba del reglamento interno del instituto, pasó por todos los salones para indicar a los jóvenes con pelos rebeldes que cortaran esas melenas y las transformaran en algo más a juego con la institución, después de todo en el reglamento interno habia una cláusula de uniforme y se hablaba sobre el largo permitido para el cabello de los chicos.

Cuando llegó el turno para el salón de Yael, el profesor se asomó a clase y pidió que todos los varones se pusieran de pie.

— El resto puede sentarse, joven usted venga conmigo —. Dijo el profesor mientras señalaba a Yael.

Todo el salón hizo un sonido burlón en honor a Yael, sospechaban de lo que trataba el asunto, pues desde hace ya unos días, ese mismo profesor se quedaba junto a la puerta a manera de filtro para indicarle a los chicos que se cortaran el cabello.

Yael acompañó al profesor hasta la dirección, ahí había otros 2 chicos aunque ninguno con una melena tan larga como la de Yael.

— Bueno chicos, ustedes firmaron una responsiva cuando solicitaron ser admitidos aquí y justamente se tocó el tema del cuidado e imagen personal —. Dijo el profesor mientras los chicos tragaban saliva.

— Voy a necesitar que para mañana vengan con el cabello recortado, de lo contrario les negaré el acceso —. Dijo el profesor manteniendo la mirada con los 3 chicos.

Yael estaba asustado, el reglamento hablaba sobre un corte escolar, pero esa descripción es ambigua, cualquier cosa que se vea prolija y aseada puede ser considerada un corte escolar. Cuándo llegó al salón, sus compañeros corrieron a burlarse de él, por que tendría que cortar sus rizos cafés.

Al llegar a casa, le contó a su padre de lo que sucedió y este (Quién cabe recalcar siempre estuvo en contra del cabello de su hijo) se ofreció en llevarlo el mismo para que pelaran al chico.
Tomaron trayecto a la barberia, esta vez no iban al salon de belleza donde solía cortarse el cabello, ahora estaría en una barberia de verdad y le harían un corte de verdad... o eso repetía su padre todo el camino.

Cuando llegaron, rápidamente Yael notó que la barberia era rustica, sólo había una silla funcional dentro del lugar y de resto todo estaba en mal estado o repleto de trastes y cachivaches anticuados.
Al entrar una campanilla anunció su llegada, y el barbero saludó a ambos.

— Hola Martín, que raro que traes por acá a tu hija —. Dijo el barbero.

— No es niña, es un chico y vengo a que lo hagas más hombrecillo —. Respondió el padre de Yael.

— Perdona niño, con toda esa maraña en la cabeza no supe que eras un chico... Pero ya verás que con un buen corte te arreglamos —. Dijo el barbero mirando a Yael y desempolvando la silla de barbero.

El barbero no era muy viejo, quizá de la edad del padre de Yael, unos 45 o quizá menos, su padre y el barbero fueron amigos de infancia y desde que se dedicó a la profesión ha recibido al padre de Yael cada 3 semanas para un corte.

— Dale, siéntate —. Dijo el barbero mientras esperaba a Yael con la manta en mano.

Yael pasó a sentarse al viejo sillón de cuero, el barbero colocó la capa por sobre los hombros del chico, cogio unos retazos de papel y los ajustó al cuello, giró la silla de frente al espejo y le dió 2 pisadas al pedal de la silla *kwik, kwik* sonaba el crujir de la bomba hidráulica al subir la silla.

— ¿Cómo le cortamos? —. Preguntó el barbero al padre del chico.

— Corte escolar bien bajito, metele 0 o 00 —. Respondió el padre.

— No porfavor, la 0 no —. Suplicó el chico con voz temblorosa.

— Tu padre ha hablado nene, además se acerca el calor ya verás como te va a gustar el cabello bien cortadito —. Dijo el barbero mientras aceitaba una de sus máquinas.

El barbero colocó el protector número 4, y sosteniendo la máquina con una mano, mientras que en la otra llevaba un peine se acercó al chico y en un *clak* el zumbido de la máquina invadió la sala entera.
Peinó el cabello del chico de tal manera que la línea central divisoria del cabello se moviera a un costado.

— ¿Puede dejar la división en medio? —. Preguntó Yael temeroso.

— No te preocupes chico, con el corte escolar no necesitarás de ninguna línea —. Dijo al barbero mientras encajaba la máquina en una de las patillas del chico.

Al escuchar semejantes palabras, el chico se heló, todo su cuerpo comenzó a sentir una sensación extraña, sabía que el barbero cortaría tanto de su cabello que sería imposible peinarlo de alguna manera.

La maquina subía por la mejilla derecha, poco a poco hasta llegar a la altura de la sien. Tras cada movimiento de mano que efectuaba el barbero, caían cantidades enormes de cabello. El proceso se repitió hasta llegar al otro lado de la cabeza, limpiando la parte trasera y ambos costados de la cabeza del chico.

Las cascadas color marrón que formaban ese look surfista ya no estaban, ahora solo había unos cuantos milímetros de cabello en su lugar. Y entre su cabeza recien esquilada había una mata de cabello que aún no había sido cortada en la parte superior.

El barbero retiró el protector de la máquina, y con la técnica máquina sobre peine comenzó a reducir toda esa mata de cabello a dos dedos de altura o unos 2 centímetros de largo. Yael se veía horrorizado en el espejo, detestaba ese nuevo estilo, su cabeza se veía redonda, su cabello sin forma, únicamente era corto... Pero lo peor aún estaba por venir.

Cuando el barbero estuvo contento con el resultado, el cual era un estilo bastante parecido al clásico "flatt top" tomó nuevamente la máquina y sin el protector en ella, comenzó a elevarla nuevamente por su patilla, ahora solo quedaba una superficie limpia y su cuero cabelludo quedaba expuesto.

Limpió toda su cabeza, o al menos lo que había sido cortado con el protector número 4, Yael estaba irreconocible... una lágrimas rodó por su mejilla.

— No llores hijo, ahora te ves mucho más masculino que con ese trapeador que llevabas —. Dijo el barbero mientras sacudía los hombros del chico.

Una pila enorme de cabello estaba formada en el regazo del chico y en el piso de la barberia, para alquien que llegara se podría intuir que poco antes ese chico tenía una melena indomable. Finalmente el barbero tomó espuma de afeitar y la puso por todo el contorno de su recién corte de cabello y con una navaja marcó cada línea, además de limpiar su cuello.

— Te ves como un chico inteligente sin todo ese cabello —. Dijo el padre mientras veía al chico por el reflejo del espejo.

— Terminamos —. Dijo el barbero aplicando gel y dándole esa forma plana a su nuevo estilo "escolar" que realmente era un flat top.

Yael bajó de la silla, su padre pagó por el corte y se fueron a casa. Al día siguiente cuando Yael asistió a clases todos sus compañeros se burlaron de él y el profesor que solicitó su corte estaba contento, lo hizo firmar un acta que durante lo que quedará del curso tendría que mantener el corte... por lo que las visitas a la barberia cada dos semanas se volvieron algo común.



Hola, soy yo. El escritor de esta historia, me ayudaría bastante que dejaras un comentario para saber si te gustó o preferirías otro estilo de historias, tuve un bloqueo en cuanto a la forma de narrar las historias, tengo un par escritas junto con otras experiencias de mi barbería, pero quisiera saber si les gustaría leerlas aunque fueran un poco más repetitivas.







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