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La apuesta. Parte dos by Cham


Al siguiente día me levanté a las 8:00 y me bañe, sentí como el agua pasaba por toda mi cabeza y mi pelo goteaba, ahí me di cuenta de lo largo que estaba mi cabello, si lo peinaba hacia abajo me llegaba casi hasta la boca, en los lados casi desaparecían mis orejas y por atrás me tocaba el gorro de la sudadera, desayune y cuando me di cuenta ya eran las 9. Me puse una gorra para que pasara un poco por desapercibido la cantidad de cabello y salí camino a la escuela sin saber lo que me esperaba.

Llegue a la escuela 5 minutos después de lo que me había dicho y el ya me estaba esperando en la puerta, vivía mucho más cerca que yo, se veía ansioso como si estuviera viviendo un sueño que se hacía realidad mientras que de mi parte vivía una pesadilla, lo saludé y me quitó la gorra, me sacudió la cabeza y dijo "cuánto cabello tienes, ¿no te lo cortas muy seguido verdad?, no te preocupes eso cambia hoy, ya no te tendrás que preocupar ni por el tiempo en la ducha , sígueme te voy a llevar a donde me lo suelo cortar yo".
No tuve más remedio que seguirle el paso como ya dije el vivía cerca y se sabía estas calles como la palma de su mano, no fueron más de 5 minutos de caminata cuando por fin habíamos llegado. Era un local con puertas de vidrio, fachada azul claro con el típico tubo de barbero rojo, azul y blanco, con 3 sillas de cuero rojo situadas en un piso de cuadros negros y blancos como un tablero de ajedrez gigante, con unos espejos situados arriba de una mesa de metal con cajones llenos de tijeras peines cepillos y productos para peinar, Felipe abrió la puerta y me dejo pasar primero, lo primero que captó mi atención fue un niño que estaba subido en la silla siendo trasquilado por el barbero que sin dudas tenía menos de treinta años.

El joven barbero alzo la vista y pregunto "¿cuántos cortes serán?" Mi amigo con la seguridad que lo caracteriza dijo " dos por favor".
Al parecer yo no iba a ser el único que se cortaría el pelo ese día, el barbero dijo "estoy apunto de acabar con este cliente dame 5 minutos y acabo con el Felipe", Felipe asintió con la cabeza.

Me fijé más en el niño que estaba siendo torturado por la navaja del barbero, no parecía tener más de 7 años y se podía ver claramente por la cantidad de pelo que había en el suelo que el niño solía llevar pelo largo y digo solía porque ahora mismo podía verse que seguramente su madre que estaba sentada a tres sillas alejada de mi le había pedido al barbero que le diera un rapado con mínimo un número #3 en la parte superior de la cabeza y un degradado a los costados, el niño por el color rojo de sus ojos parecía que en algún momento tuvo un disgusto con su corte, pero se había dado por vencido de llorar y ahora parecía aceptar su destino.

En menos de lo que me había dado cuenta el barbero ya le había quitado la capa al niño que ahora escapaba de la silla hacia su mamá, la señora preguntó al barbero, "¿cuanto le debo?" El barbero respondió "serían cien pesos por favor", la señora sacó un billete de doscientos y las combino con sus palabras "los otros cien por los inconvenientes, ya sabe como son los niños pero aveces se necesita un correctivo para que aprendan a comportarse".
El barbero tomó los doscientos y despidió a su clientela, nos miró a nosotros y nos dijo "denme 2 segundos para limpiar este desastre y preparar la silla para ustedes ¿va?", otra vez Felipe asintió y agregó un "no hay problema tárdese lo que se tenga que tardar".

El barbero tomó un cepillo y limpio la silla, fue a la trastienda, tomó la escoba y el recogedor para barrer los cabellos cafés/ dorados de ese niño, luego tomo sus maquinillas y les echo un tipo de aerosol supuse que para limpiarlas, y se puso unos guantes negros de látex, fue ahí cuando recién empezaba el desenlace de la historia, cuando llamó a uno de nosotros para pasar a la silla.
Yo me levante pero Felipe me interrumpió diciendo, "yo voy primero Germán", entonces me senté, me sentí aliviado como si ya nada fuera a pasar aunque lo único que había pasado era que mi pelo duraría unos minutos más pegado a mi cabeza.

Felipe se sentó en la silla y dijo con voz tranquila "lo de siempre Germán por favor", sin más preámbulo Germán tomó la maquinilla sin ningún cabezal, agachó la cabeza de Felipe hasta que su barbilla tocase su pecho y empezó a cortar por atrás de la cabeza, del inicio del cabello a la mitad de la cabeza, su corto y grueso cabello negro se había esfumado, de una sola pasada, como si nunca hubiera existido, así siguió el barbero por los laterales, Felipe se veía de lo más tranquilo y el barbero de lo más concentrado, aunque de alguna forma el barbero logró sacar plática, "¡conque convenciendo a tus amigos para que se lo corten como hombres eh!" Felipe respondió " en si no lo convencí, hicimos una apuesta y la perdió"
"¿Entonces se va a rapar?"- respondió sorprendido el barbero.
"No, no no se lo va a cortar como yo quiera, o al menos esa era la apuesta" respondió Felipe.
El barbero cambiando de cabezal al número uno empezó a degradar el corto cabello de los lados, mientras que al mismo tiempo preguntó, "y... ¿ya sabes como lo quieres?".
"Sí, ya se como, pero me esperaré para decirlo" respondió Felipe con su voz tranquila y confiada.
Ahí fue el momento que me di cuenta lo excesivamente nervioso que estaba porque no solo temblaba yo, también temblaban toda la fila de sillas de espera.
El barbero tomó su atomizador hecho con un tipo de botella de vidrio y mojó el cabello negro y grueso que yacía junto a él , tomó su peine y peinó el cabello para adelante, llegaba hasta la mitad de la frente, levantó el cabello para ponerlo entre sus dedos y cortar dos dedos de la parte superior de Felipe, que contando lo corto que ya estaba apenas se apreciaba un fleco, y así siguió la guía con su peine y tijeras, terminando con el poco cabello que quedaba en la parte superior.
El barbero tomó su maquinilla doble cero y la subía igual por los lados y detrás, dando un especie de degradado.
Para terminar fue a la trastienda y volvió con un cuenco con un tipo de crema o jabón, o algo así y un cepillo con el que esparcía la espuma por detrás de su cabeza y los lados, para al final afilar su navaja y darle contorno al corte recién salido del horno, aplicó un poco de alcohol con agua en su cuello, tomó un bote de gel y levantó el pequeño fleco que terminó peinando con un peine de púas finas hacia la derecha.
Terminó por desabrochar su capa y con la pistola de aire le quitó la pequeña cantidad pelo que había caído en la capa, hizo volar la capa por los aires y mi amigo bajo con su pelo recién cortado y peinado, era mi momento de subirme a la silla, una apuesta era una apuesta.

El barbero me invitó a pasar, me levante con los nervios de punta y tomé asiento, en cuanto tome asiento el barbero arrebató la gorra de mi cabeza y la colgó en un perchero cercano al espejo, siguió poniéndome la capa, ya no había escapatoria. El barbero tomo su peine de púas finas y empezó a juguetear con mi largo y fino cabello, primero lo hacia abajo, luego hacía la derecha luego a la izquierda para el final peinarlo todo para atrás, para después dejarlo caer devuelta a mis ojos, entonces mojó el cabello y siguió jugando con los mismos movimientos, lo estaba disfrutando, el barbero se dirigió a Felipe, "entonces Felipe ¿que le vamos a hacer a tu amigo?" Felipe respondió tomando su celular y mostrando una foto que no pude ver.
El barbero al ver la foto se le iluminaron los ojos, sabía que no era bueno, el barbero se acercó a su mesa de trabajo y tomó una máquina sin cabezal, la estaba acercando a mi cabeza cuando Felipe interrumpió al barbero sentado desde la silla de espera, "podrías voltearlo hacia acá donde no se pueda ver en el espejo.", el barbero si apagar la máquina volteo la silla, ahora podía ver cara a cara a Felipe, el barbero se posicionó atrás y empezó con la tortura empujando mi cabeza para que tocara el pecho para luego tomar la maquinilla sin cabezal y con el peine abrirle camino levantando el cabello que caía sobre mi nuca, pasó la maquinilla desde el nacimiento del cabello a un poco más de la mitad de la cabeza, al deslizar la maquinilla de abajo hacia arriba podía sentir como el metal frío de la máquina levantaba y se llevaba mi cabello en gran cantidad. Mis pies aunque estuvieran situados en la plataforma de la silla seguían temblando y moviendo un poco la silla, al barbero no le importó y siguió recorriendo la máquina a los lados hasta que mis patillas y lados habían desaparecido casi al completo. Terminando subió la palanca de su máquina y siguió cortando más arriba de la primera línea,tomó un cabezal y siguió subiendo el degradado de los lados, sentía que me faltaba el aire y seguía temblando como si estuviera en el mismísimo polo norte.
Apagó su maquinilla y fue por una maquinilla aún más pequeña que subió hasta la mitad de la cabeza, yo solo podía ver cómo Felipe lo disfrutaba desde su asiento como si estuviera viendo una película de Tarantino, no podía quitar la vista de encima, lo estaba disfrutando.
El barbero volvió con su maquinilla y un cabezal más grande que el otro que había tomado y sin un doble pensamiento lo pasó por encima de mi cabeza sin tocar la parte frontal de mi fleco, escuchaba el rugido de esa bestia de metal que no contenta con masacrar los lados ahora hacia caer una cantidad incontable de pelo al suelo, se me heló la sangre, no me lo veía venir, me quede petrificado, ni mis piernas que tantos nervios tenían se movieron, sentí otra vez el escalofrío y vi como una sonrisa se formaba en la cara de Felipe, era el momento que el estaba esperando, me dio por voltear por un lado de la silla y me quede sin pensamientos cuando vi la cantidad de pelo que yacía en el suelo.

El barbero siguió con su atomizador mojando la parte de mi fleco que llegaba a mi boca pero con mucho menos volumen, el peinó el fleco y lo corto a la mitad de la frente para luego tomarlo y recortarlo 3 dedos de allí, para después emparejarlo con el poco cabello largo que había por detrás de la guía, tomo el cuenco con la crema que ya había preparado y rasuró los contornos de mi corte, tomó el mismo gel que había utilizado en Felipe.
" hacia donde lo peinas" preguntó el barbero, le respondí que no lo peinaba pero creía que hacía la derecha, Entonces con el pelo ya mojado dibujo una raya a la izquierda de mi cabeza para peinar el cabello al lado derecho, nunca me había peinado y a decir verdad se sentía muy raro no tener el cabello en la frente, hasta de cierto modo se sentía bien, sacó su pistola de aire y una cantidad grande de pelo salió disparado al suelo, luego me liberó, podía ver la felicidad dibujando en la cara de Felipe había disfrutado de mi tortura, antes de levantarme sentí la parte de atrás de mi cabeza y se sentía suave y en cierto lugar rasposo por describirlo de alguna manera.
Se te ve bien dijo Felipe, tal vez en tres semanas quieras repetir, todo es más fácil con cabello corto. Pagamos por el corte, me puse la gorra y regrese a mi casa, me sentía raro, me gustaba como se sentía y en mi cabeza daba vueltas la idea de volver junto a él en tres semanas.



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