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perdiendo el miedo para la obra by FCM Historias


Iba en la preparatoria y no me solía cortar el cabello, había una maestra bastante joven, tenía su cabello ondulado, test blanca, y parecía hacer bastante ejercicio, yo era de sus alumnos favoritos por mi desempeño, aunque ella parecía inconforme con que mi cabello estuviera largo, yo siempre logré evadir el tema cuando me intentaba convencer de que me lo cortara, por suerte mis calificaciones lograban que ella olvidara el tema por un tiempo.
Conocí a una chica llamada Tania, ella estaba en el club de teatro de la escuela, me invitaba a verla y fui varias veces, la maestra Katia era una de las maestras que daba las clases de ese club, a mi nunca me gustó hablar en publico, no sé que me provocaba el miedo pero eso me hacía no querer intentar entrar al club, solo iba para mirar a Tania. Un día en que faltaban algunos de los miembros del club me lo intentara, yo no quería pero insistieron en que necesitaban practicar, tomé el guión que me dieron y participé en los momentos que se requería, yo traté de hacerlo bien. les gustó mucho lo que hice, me felicitaron mucho, me convencieron de ser parte del club y comencé a acudir a las clases pero ya no para mirar solamente.
Después de un tiempo dijeron que darían una obra, yo sería el protagonista junto con Tania, pero al enterarme de los posibles sacrificios que había que hacer no me agradó, eso me hizo hacer las cosas mal para que le dieran el papel a alguien más, no estaba dispuesto a ese sacrificio, la maestra habló conmigo, ¡yo quiero que tú seas el protagonista!, no creas que no sé que lo estás haciendo mal para no ser el protagonista, ¡confía en mi, todo saldrá bien!
Volví a hacer las cosas bien aunque seguía pensando que no realizaría esos sacrificios, Tania me decía que debía perder el miedo, que a ella le encantaba ni cabello pero estaba segura de que me vería bien si me lo cortaban de la manera que fuera, yo solo me reía cuando ella tocaba el tema, las maestras también trataban de convencerme de que sería lo mejor, pero yo tenía miedo, una me las maestras dijo que no entendía cual era mi miedo, solo era cabello y volvería a crecer, yo le decía que siempre vi como se burlaron de otros compañeros cuando llegaron con cabello corto, ella dijo que eso era cuando estábamos chicos, pero que ahora era algo diferente, que no tenía que afectarme, le prometí que lo pensaría pero ella sabía que había muy pocas posibilidades de que aceptara hacerme un corte, me enviaron con la psicóloga de la escuela, esta me ayudó mucho, aún así seguía dudando, y faltaba menos tiempo para la presentación de la obra, había comenzado a hacer ejercicio, eso solo hizo que me intentaran convencer aún más, seguía negado a intentarlo, faltaban unos tres meses o tal vez un poco más para que se realizara la obra, la maestra Katia fue conmigo a visitar a la psicóloga, después de anta insistencia me convencieron de hacer algo, pero yo tenía mucho miedo, de como me vería, al salir de clases la maestra Katia fue por mi, ¡acompáñame por favor!, dudé en hacerlo pero era tan amable conmigo que acepté nos fuimos en su camioneta, cuando se detuvo frente a una estética me puse nervioso, abrió la puerta y me pidió que bajara, la seguí pensando que entraríamos a la estética pero ella vivía tres casas después del lugar, me calmé un poco, entramos, me invitó un refresco para que perdiera los nervios, luego me dijo que la acompañara arriba, fuimos a un cuarto que estaba muy acomodado, había una silla frente a un espejo, dijo que la ocupaba para arreglarse, me preguntó como me iba con el ejercicio, le dije que bien, ella me pidió que me diera la vuelta, caminamos a un espejo de cuerpo completo que tenía, ¿alguna vez te has mirado bien en el espejo? me dijo lo que le gustaba a Tania de mi cara, luego se paró detrás, me echó el cabello hacia atrás y me dijo que mirara mis ojos, que eran muy bonitos para seguirlos escondiendo, todos sus halagos me hicieron sentir extraño, cuando estaba a punto de llorar me abrazó, ¿confías en mi¿, ¡creo que si!, ¿me dejas quitarte el miedo?, ¡sí!,ella fue por su silla, la colocó frente al espejo grande, me pidió que me sentara, fue a traer algo, lo puso sobre el tocador que tenía el espejo grande, me pidió mi mano, la sujetó al reposabrazos, hizo lo mismo con la otra, luego me pidió que juntara mis piernas abajo, las sujetó a la base de la silla, sacó una tira, la colocó alrededor de mi cuello, me colocó una capa roja, la abrochó, yo estaba muy nervioso, ¡tranquilo!, solo te pido que no cierres los ojos durante el proceso, abrió el estuche que dejó sobre su tocador, le puso algo a una maquina, la conectó, se paró detrás, ¿estás listo?, no logré responderle, inclinó mi cabeza al frente, con un peine levantó mi cabello, encendió la maquina, volvió a preguntar si estaba listo, no respondí, ella deslizó lentamente la maquina hasta mi coronilla, la cantidad de cabello que cayó sobre la capa me asustó, dio la siguiente pasada, solté unas lagrimas, ella no se detuvo y siguió pasando la maquina en la parte posterior, yo no dejaba de llorar, ella apagó la maquina, sacó algo de su pantalón, guardó el peine, encendió la maquina, volvió a comenzar desde la base de mi cuello hasta la coronilla, eso se sentía diferente, yo seguía llorando, poco a poco la sensación dejó de ser tan mala, levantó el cabello detrás de mi oreja izquierda, la maquina comenzó a cortar esa parte, la cantidad de cabello volvió a ser muy grande, levantó mi patilla, la maquina subió hasta mi sien,, se sintió algo bien, me daba cosquillas, mis lagrimas eran menos, se pasó del lado derecho para repetir el proceso, se sintió mucho mejor aunque no podía creer que de verdad me estuviera cortando tanto, sin quererlo solté más lagrimas, me dijo que me calmara, que iba todo muy bien, de pronto sentí como la maquina pasó cerca de mi ceja, ver caer esos mechones me hizo sentir muy expuesto, mis orejas estaban bastante descubiertas, me dio un halago sobre ellas, cambió lo que tenía la maquina y se paró frente a mi, alborotó mi flequillo, me sonrió, colocó la maquina en el centro de mi frente, con la mirada le supliqué para que no lo hiciera pero contó hasta tres y la maquina se deslizó hacia atrás lentamente, mis ojos se abrieron demasiado, ella no me dio tiempo de asimilarlo, colocó la maquina, la llevó hasta atrás, me gustaba la sensación pero no la cantidad que caía, la capa se seguía llenando, poco a poco ella fue desapareciendo toda la parte superior, al verme en el espejo no podía creerlo, ella pasó su mano para asegurar que todo hubiera quedado de la misma medida, fue hacia el tocador, regresó, inclinó mi cabeza al frente, la. Maquina comenzó a subir hasta la coronilla, solté unas lagrimas, no se detuvo, la sensación era increíble pero no terminaba de asumir que todo mi cabello estuviera terminando sobre esa capa y en el piso, comenzó a cortar detrás de mi oreja izquierda, yo miraba en el espejo atentamente, por desgracia no lograba ver bien cuando cabello quedaba, pronto subió la maquina por mi patilla derecha, me perdí en la sensación, cuando me di cuenta ya estaba cortando detrás de mi oreja izquierda, me miré en el espejo, me veía extraño, al mirar mis ojos entendí que tal vez tenía razón, que mis ojos resaltaban mucho, se dio cuenta de que no dejaba de mirarme, me sonrió y comenzó a pasarme la maquina en la parte superior, me sorprendió ver como quedaba una ligera sombra de todo mi cabello, que medía unos 12cm, la sensación me gustaba mucho, se terminó el cabello para cortar, mientras pasaba la maquina para asegurarse que no quedaba cabello por cortar me dijo: ¡te dije que se destacarían mucho esos ojos!, sonreí, terminó de pasar la maquina, pasó su mano, se sentía genial, no sabía que decir, me dejó mirándome frente al espejo, se acercó, acarició mi cabeza, ¿quieres que demos los últimos 2 pasos?, al ver mi cara de sorpresa se rió, ¡puede ser más corto!, esto fue un numero uno, falta la cero y quizá un rastrillo, moví la cabeza para ver que tanto me gustaba, le pedí que le mandara una foto a Tania, lo hizo pero en la foto no se veía mi cara, Tania estaba tardando en responder, ella le quitó el accesorio a la maquina, se paró del lado derecho, puso una mano en mi nuca y comenzó a llevar la maquina desde mi frente hasta atrás, la sombra iba desapareciendo, se sentía increíble, tuve una erección bajo la capa, pronto se le acabó la parte superior, se pasó del lado izquierdo, lo fue quitando todo sin ningún remordimiento, se le terminó bastante rápido, se pasó del lado derecho, esta vez puso una mano para inclinarme hacia la izquierda, la sensación era mucho mejor que la anterior, pronto estaba cortando detrás de la oreja derecha, se pasó detrás, puso su mano sobre la parte superior para inclinarme al frente, comenzó a subir la maquina hasta la coronilla, yo sentía que estaba soñando, pero cuando comenzó a pasar la maquina por toda la cabeza para asegurarse que no quedara nada me di cuenta de que todo era real, cuando terminó acarició mi cabeza, me gustaba mucho mi apariencia, sin quitarme la capa podía apreciarse que destacaba un poco más el ejercicio, me dijo que ya habíamos llegado muy lejos para no terminar todo, le pedí que no hiciera nada, pero fue por algo al baño, me puso una toalla pequeña sobre la cabeza, luego fue por la crema de afeitar, me la aplicó, sacó un rastrillo nuevo, con mucho cuidado lo utilizó para afeitarme la cabeza, se sintió mejor de lo que pensaba, volvió a aplicarme crema y me afeitó en sentido contrario, fue muy placentera la sensación del rastrillo quitando todo lo que quedaba, me limpió la cabeza, dijo que era muy afortunado de que casi no me brillara la cabeza, me puso una crema para evitar el brillo, me volvió a dejar frente al espejo un tiempo, regresó para quitarme la capa, lo hizo con cuidado, me liberó las piernas, luego los brazos, lo primero que hizo fue llevar mi mano a mi cabeza, se sentía muy suave, me tiró unos halagos, luego revisó su teléfono, Tania le pedía que terminara con el trabajo, que me vería muy bien, no podía dejar de mirarme en el espejo, mis piernas no me respondían…



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