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Corte forzado by granate


Estábamos cargando las compras del super en el baúl del auto. Era una tarde de enero casi sofocante. Yo transpirando sin parar y encima el pelo crecido se me venía a los ojos y,permanentemente , tenía que tirarlo hacia atrás para acomodarlo un poco. Me tocaba la nuca y la tenía empapada. No veía la hora de llegar a casa y darme una ducha.

Cuando todo estuvo cargado nos fuimos.
En el viaje, mi mujer me dice:

Te vi luchando con ese pelo desprolijo mientras subías las bolsas al auto. ¿ No te parece que tendrías que cortarlo? Ya tenés 54 años y ese pelo no te sienta.-

Me tomó de sorpresa el comentario. Nunca se había metido con mi pelo.

Sí.- le dije, cuando mi peluquero vuelva de vacaciones voy.-
¿ y cuándo vuelve ?- preguntó.
A fin de mes.-
Pero faltan 20 días . ¿Vas a seguir así ese tiempo?. No querido, hoy sin falta te lo cortás, y corto. ¿Oíste?.-

Llegamos a casa , bajamos las bolsas y me fui a duchar urgente.
Me miré en el espejo y vi que en verdad estaba necesitando un ajuste pero no le iba a dar la razón sólo para que no se acostumbrara a meterse en mis cosas.

Cuando salí del baño ella estaba acomodando las cosas en la alacena. Quise ayudarla pero me paró en seco:


Cambiate y andá a la esquina que te está esperando el peluquero. Recién hablé con él y le dije que ibas a ir.- me dijo, sin dejar de acomodar las latas.
¿Qué? Estás bromeando.-
No es broma. Cambiate y andá a cortarte el pelo. No hagas la cosa dificil.-
¿ Cómo voy a ir a la esquina si no fui nunca, ni conozco al peluquero?-
Bueno, vas, lo conocés y de paso te cortás el pelo. Ya hablé con él. Parece un tipo agradable.-
Ni loco.-
Bueno. Tenés tres posibilidades: vas solo , te llevo yo o viene él a casa. Elegí.-
Pero Laura, pensá. ¿ Qué te agarró ahora con mi pelo.? Te dije que en veinte días voy.-
Es un desastre como lo tenés. Andá y cortátelo, no me pongas de mal humor.-

El horno se estaba calentando. Pensé, ahora o veinte días después no hay diferencia y me ahorro una pelea. Me ponía nervioso el nuevo peluquero. Lo tenía visto pero nunca había hablado con él. Ni siquiera nos saludábamos. Debía ser un poco mayor que yo. Andaría por los 60.

Me vestí y salí sin decir nada. A mi espalda escuché:

Y no vengas con un arreglito, ¿estamos?.-

Llegué a la esquina y por el ventanal vi al peluquero con un cliente en el sillón.
Entré, saludé y me senté en una vieja silla de madera a esperar mi turno.
El tipo quiso darme charla mientras le cortaba el pelo muy corto al anciano del sillón.

¿ Cómo le va ? Estuvo su señora. Termino de pelar al señor y lo atiendo.-

Me corría un frío por la espalda viendo como lo rapaba sin misericordia. La máquina del "cero" por la nuca y los costados devoraban todo el cabello y el cráneo se veía al ras.
El poco pelo que el señor tenía arriba se lo cortó bien corto con peine y tijera. Le afeitó el contorno y le puso el espejito de mano en la espalda:

Bien peladito, como siempre Don Cosme..-

Lo cepilló y le sacó la tela blanca de algodón.

Cuando se desocupó el sillón me buscó con la mirada y dando unos golpecitos en el respaldo de cuerina roja del sillón , me invitó a sentarme.

Su turno. Tome asiento.- me esperaba con la tela estirada, parado junto a la silla de peluquero.

Llegué al asiento arrastrando los pies hecho un manojo de nervios. Casi de inmediato vi volar por delante de mí esa inmensa tela blanca que me cubrió hasta las rodillas.

Me puso más nervioso cuando giró el sillón y me dejó de espaldas al espejo. Sentí que elevaba el sillón con el pedal hidráulico.
Como lo escuchaba manipular sus herramientas y no me preguntaba por el corte, me adelanté y le dije:

Hágame un arreglo. No muy corto.-
Muy bien , caballero.-

Empezó con peine y tijera a cortar la parte de arriba. Yo sabía que ahí estaba largo pero veía caer mucho pelo sobre la tela. Cortaba y cortaba llegando hasta la parte superior de la coronilla.
Iba dando vuelta alrededor del sillón y seguía cortando.
Sentí cuando cortó el pelo que cubría mis orejas, pero no sabía cuánto, incluso me quedé helado cuando me hizo un arco sobre cada oreja.
Ya no aguanté y pregunté:

No está quedando muy corto, ¿no?.-
No, tranquilo . Estaba muy crecido acá.-

Me tranquilicé cuando dejó las tijeras y me cepilló la cabeza.
Me extrañó que atrás no me había rebajado el pelo. Supuse que lo haría ahora.

En un segundo , sin darme tiempo a nada, me bajó con firmeza la cabeza y escuché encender una cortapelos que llegó hasta la mitad de mi cabeza antes de que pudiera decir una palabra. Intenté separar mi cabeza de la herramienta pero sentí la fuerza que hizo para inmovilizármela.
Con la cabeza gacha , y mirando sólo la tela blanca, pregunté ¿por qué estaba usando la máquina?-
La respuesta fue:

Perdóneme, pero esto me pidió su esposa.-

Me quería morir. Me estaba pasando la máquina hasta la cima de la cabeza. Toda la nuca al ras.
Siguió con los costados y con la cabeza algo levantada pude notar que estaba usando la cuchilla #0.
Me terminó haciendo una americana. Estaba irreconocible. Me puso el espejito en la espalda y sólo vi el cuero cabelludo en blanco.
Bajé del sillón , pagué y me fui sin decirle nada al peluquero.

En casa pensé que mi mujer se moriría de risa , sin embargo me dijo cuánto mejor me quedaba y que lo que hicieron entre ella y el peluquero era lo único que se podía hacer para que me cortara el pelo.








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