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La Historia De German - I Parte [E] by BABS


LA HISTORIA DE GERMAN – I PARTE Eran esas épocas en que, trabajando para una gran empresa, nunca sabes a donde vas a ir a parar. No sos indispensable en ningún lado y al mismo tiempo tenés que saber adaptarte donde te necesiten. En este caso me toco una oficina cerca de casa. Fui bien recibido por mis nuevos compañeros, a los cuales exploré detalladamente para saber si entre ellos encontraba algún adicto a las rapadas o al menos a los cortes militares,....... nada. A eso de media mañana tomo en cuenta al personal de seguridad. De turno estaba un chico de unos 25 años bajito, con cara de serio, pero a la vez tenia expresión de persona humilde y sencilla. Llevaba el uniforme habitual, unos pantalones y corbata negros, camisa blanca y una gorra que este caso le quedaba un poco grande, le tapaba casi toda la cabeza impidiéndome ver que corte tenía. Por lo general el personal de seguridad toma bastante distancia del resto de los empleados como una forma de mostrar su rango de “guardianes del orden”. Me presenté con todos, incluso con él, me dirigió un seco y frío “Germán” cuando le pregunte el nombre y sin mas rodeos me dedique a mis nuevas tareas. Al día siguiente entro a la oficina, saludo a todos y mientras estoy trabajando me doy cuenta que hay algo que me llama la atención de Germán, no sabia definir que, pero había algo. En ese momento, no le di mayor importancia. Todas las tardes antes de irnos el personal de seguridad controla que todo este bien cerrado, Germán por supuesto hizo lo mismo, pero antes de irse y al pasar frente a mi escritorio se quita la enorme gorra. El tubo del teléfono que sostenía en ese momento se me cayo de golpe sobre el escritorio, a unos metros de mi tenia una cabeza rapada a cero, se notaba que una clipper bien potente había pasado por ese cráneo perfecto. No podía creerlo, mi intuición no había fallado lo que no pude ver bien el día anterior ahora se revelaba ante mis ojos, tenía una cabeza perfecta y el corte al ras era justo para él. Mientras levantaba el tubo disimulando mi sorpresa con una mueca de: ¡Que torpe soy!, Germán dio media vuelta y se fue sin saludar y dejándome sin poder salir de mi asombro. No creo recordar un día con tantas ganas de volver al trabajo como fue ese miércoles, salude a todos y en particular a Germán, tenia que hablar con él, tener algún dialogo, entablar una conversación, preguntarle como y porque estaba rapado. Ese era un trabajo que me iba a costar bastante, no sabia que decirle, él era de pocas palabras y para peor, casi todo el tiempo llevaba su gorra puesta. Entre idas y vueltas llegó el viernes y yo sin poder hablar casi nada con Germán, aunque no dejaba escapar ninguna oportunidad de verlo sin la gorra. Lo que note fue que le había crecido el pelo (Cuando alguien lo lleva tan corto, una semana puede hacer diferencias, de esas que solo notan los expertos en estos temas). Pase el fin de semana pensando que haría para acercarme, para preguntarle, quizás se había rapado por única vez, quizás no le gustara como había quedado, ¿cuándo volvería a cortárselo y de que forma? No lo sabia, no llegaba hasta él. La cosa es que pensando en su corte me inspire en él y decidí cortarme un poco el pelo, el cuál por cierto estaba un tanto largo y desprolijo. Agarre la clipper imaginando su cabeza, pero solo me alcanzó la valentía para pasarme la uno en la nuca y costados subiendo hasta unirlo con la cuatro en forma escalonada hasta arriba. En la parte superior casi ni me toque el pelo, mi flequillo llegaba hasta tocar mis ojos, haciendo de mi corte, un estilo bastante original. Bien corto en los costados y atrás y bien largo arriba y adelante. Me gustaba. El lunes lo esperé ansioso, obviamente sin que nadie supiera que esperaba su llegada. Apareció como a eso de las once, se puso a un costado de la puerta de entrada. Lo examinaba de reojo mientras calculaba que si el viernes le había crecido bastante el pelo, como lo tendría después del fin de semana? ¿Le habría crecido más todavía? Con la cantidad de trabajo que tenia y la distancia que ponía él entre nosotros, me era casi imposible acercarme a entablar cualquier tipo de dialogo. El impacto ocurrió alrededor de las 13:00 hs, parecía como predestinado a suceder, la oficina estaba vacía, teníamos un rato libre y a Germán se le ocurrió milagrosamente sacarse la gorra. No sé si le había crecido el pelo o no durante el fin de semana, lo que sí supe en ese instante, era que había acertado una vez mas en mi intuición, su cabeza volvía a estar rapada a cero. Ya no cabían dudas, alguien que no espera mas de una semana para volver a pasarse la maquina a cero es porque disfruta de ese acto. Era el momento justo, sin gente y el solo en la puerta, me paré como un resorte, como yendo a mirar por la ventana y lo salude, me contesto en forma más amable que la semana anterior, y eso me dio el pie para comenzar a hablar de cualquier estupidez, hasta poder abrirme paso en el tema que mas me interesaba. En un momento de la charla y no se como me salió, me sorprendí a mí mismo cuando escuche de mi propia boca: ¡Que buen corte de pelo tenés, pensar que yo este fin de semana me lo quería cortar así y no me animé!. Contrariamente a la respuesta fría y simple que esperaba a mi deseo frustrado, Germán comenzó a contarme con lujo de detalle sobre sus cortes de pelo, como si mi comentario hubiese tocado algún mecanismo en su cerebro que lo impulso a dejar de lado toda distancia. - “Siempre me lo corto así, hace años, para mi es muy cómodo”.– me contaba mientras se pasaba la mano por la cabeza desde la frente hacia atrás como invitándome a mirar su rapada. .-“Si, si, realmente debes ser muy cómodo”.- le dije. El casi ignoró mi frase e interrumpió diciendo: –“Y te acostumbras y después no te lo dejas crecer más, por ejemplo, a mi el viernes ya me molestaba tenerlo tan largo”.- ¿Tan largo? me pregunté, ¿Cuán largo puede crecerte el pelo en una semana? El corazón me latía cada vez mas fuerte. .-“Si, es cierto”.- le dije .- “Yo por ejemplo ya me sentía incomodo como lo tenia la semana pasada” .-“Es que vos lo tenias bastante largo”.- me dijo con tono de desaprobación. (Imagen inmediata que se me vino a la mente mientras me hablaba: Se fijo en mi pelo y decretó que era muy largo para sus reglamentaciones de cortes que un varón debe llevar). La conversación se iba poniendo cada vez más intensa, fue entonces cuando se me ocurrió mentirle diciendo: “Si lo tenia bastante largo pero cuando fui al peluquero y le pedí que me lo corta bien corto, me dijo que no sabía si iba a quedar bien, que por ahí me arrepentía, por eso me acobarde y le hice caso y me lo cortó así”.- No podía contarle todavía que yo mismo me cortaba el pelo, tenía que seguir tanteando el terreno. Continuó el diálogo ahora más intenso que antes contándome: .-“A mí me pasaba lo mismo, hasta que un día fui al Super, donde ya había estado viendo maquinas de cortar pelo y al fin me compre una. Desde ese día me la paso yo mismo de una sola vez a cero por toda la cabeza.-. Mi trampa había resultado perfecta, era al punto a donde quería llegar.- “O sea que te lo cortas vos mismo” deduje, .-“Sí claro, todos los sábados. No me lo dejo crecer más de una semana”.- comento orgulloso. .-“Y si estaría bueno tener el pelo así, seria muy cómodo”.- dije disimulando mis ganas de decirle que sabía que no lo hacía por comodidad sino por placer. Lo volví a tantear con otra pregunta .-“A vos te exigen el pelo tan corto en la empresa de seguridad?” .- .-“No para nada, ¿No viste que mis compañeros llevan un corte común?, A mi me gusta raparme”.- me contaba mientras volvía a pasarse la mano por la cabeza. Ya estaba confirmado, supiera él o no, era un adicto a los cortes extremos, solo me faltaba un dato mas... quizás el mas importante. .-“¿Y alguna vez le cortaste el pelo a alguien?”.- le pregunté.- “Si a mi cuñado se lo corto siempre, al principio me pedía solo la uno acá atrás”.- me mostraba la nuca haciendo un gesto con su mano como pasando una maquina imaginaria.- “Y la tres arriba, ¿Viste la uno y la tres son los peines que trae la maquina”.- me explicaba como si yo ignorara todo acerca de las clippers; eso me encantaba, él se sentía un experto explicándole a su fascinado y sumiso aprendiz. .-“Pero un día agarre y le pase directamente la uno por toda la cabeza, primero no le gusto mucho, pero ahora me pide siempre el mismo corte” .-“Y si es que te acostumbras, es que es cómodo, es que ahorras un montón en barberías y shampoo”.- dije incoherentemente como en broma, pero en realidad a esa altura ya estaba diciendo cualquier estupidez, los latidos del corazón no me dejan expresar las palabras que se atolondraban en la garganta. En eso fija su mirada sobre la cima de mi cabeza y me dispara: “.-A vos no te cortaron tan mal, de los costados y atrás zafa, eso sí, te falta cortar bastante arriba” (Imagen inmediata que se me vino a la mente mientras me hablaba: Mientras me contaba sus experiencias, inspecciono mi corte de pelo, acepto a medias la uno en la nuca y costados, pero desaprobó por completo el largo de arriba, estaba diciéndome indirectamente que debería cortármelo) .-“Bueno, lo voy a tener en cuenta, creo que voy a empezar cortándomelo un poco a tijera y después veo”.- a esa altura ya no coordinaba, habíamos estado hablando por casi media hora mirándonos directamente las cabezas, el mostrándome su rapada, y yo acelerado al máximo totalmente exaltado. Estaban entrando clientes al local y decidí volver a mi escritorio, tenia que tomarme un respiro y continuar mi trabajo, no sabia como iba a lograrlo, decidí no volver a mirarlo y dejar que mi fantasías vuelen después de las 18:00 hs. Por suerte Germán se puso la gorra y eso me ayudo a concentrarme en otra cosa. Ya tenia material suficiente como para mil fantasías y relatos como el que les estoy contando, no quería forzar más la situación, no quería que se notara mi excitación, después de todo estaba en mi trabajo; a Germán lo conocía apenas unos cuantos días atrás, y no sabia sobre que terreno estaba pisando, tenia que ser precavido por lo menos en el ámbito laboral. Su indiferencia diaria me ayudaría a terminar el día, él daría media vuelta y sin saludar se iría a su casa y yo a la mía, a escribir toda esta realidad como si relatara un turbulento sueño. A las 18:15 hs., estaba guardando mis cosas listo para irme, mis compañeros de escritorio contiguos ya no estaban cerca haciendo que quedara prácticamente solo en la oficina. Contrariamente a todos mis cálculos basados en la experiencia diaria, Germán aun seguía de pie al lado de la puerta. Me di cuenta que espero a que estuviera solo, se acerco a mi escritorio, se saco la gorra, volvió a pasarse la mano por la cabeza pero esta vez casi sin mirarme, como un poco tímido, me dijo: .-“ No vuelvo a esta oficina hasta dentro de cuatro días, si querés el viernes traigo la maquina y a la tarde, cuando se vayan todos, vamos al cuarto de empleados y te paso la maquina”. Me quede sin palabras, el tipo que hasta hacia unos días no me hablaba me había confesado indirectamente que: se fijo en mi corte de pelo, que penso que lo tenia largo, que cuando me lo corté acepto a medias el estilo, que debería cortarme bien corto arriba, y el mismo se ofrecía a cortármelo. Era casi como un pedido, o quizás una orden, ya no podía definirlo a esa altura. Su mensaje oculto entre su discurso, ahora se revelaba diciendo “A mi parecer seguís teniendo el pelo largo, así que el viernes voy a pasarte la maquina con el número que yo crea que te quede mejor y a solas sin que nadie se entere, por eso espere a que estuvieras solo. Va a ser nuestro secreto. La única respuesta que me salió fue un ahogado: “Bueno, no se, si querés traela y vemos si me animo”. .-“Listo” .- me dijo, con la vos emocionada, los ojos fijos sobre mi pelo y los dedos tensos acariciando su cabeza rapada. El viernes a la tarde nos vemos. Esos cuatro días fueron terribles, si bien me moría de ganas porque me pasara una cosa así no sabía que carajo hacer. Este tipo estaba un poco loco, apenas me conocía y quería encerrarme en un cuarto y pasarme la maquina por la cabeza. Deduje que era algo que no se le había ocurrido en el momento, sería algo que ya tenía planeado, no sé si conmigo, pero si estaba seguro que se trataba de una de sus más osadas fantasías y yo comenzaba a formar parte de ella. De todas formas el tema me asustaba bastante y decidí no seguir adelante, cuando llegara el viernes vería la forma de evitarlo sin levantar ninguna sospecha entre mis compañeros. Seguro inventaría alguna excusa, tendría todo el día para hacerlo. Llego el tan temido viernes y Germán no daba ni noticias. No apareció en todo el día. Esto engendraba en mí dos tipos de emociones ambiguas, por un lado estaba aliviado por no tener que inventar una excusa y por el otro decepcionado por la promesa de algo que no se llevaría a cabo por la ausencia de creador de la fantasía. Mi último cliente en entro justo un minuto antes de las 18:00 hs., lo que hizo retrasar mi salida. Apenas quedaban tres personas, el cliente, el señor de seguridad suplente y yo. Casi cerca de las 19:00, mi cliente se retira y comienzo guardar mis cosas, decidido irme a casa y estoy realmente cansado como para pensar en nada mas que un baño caliente. Fue entonces cuando escucho la queja del suplente: “Son las 19:00 hs y Germán no llegó, ¿Dónde se metió este tipo? Automáticamente le pregunté: ¿Cómo que Germán no llegó?, si él hoy no vino. .- “No es que no vino, me cambio el turno a mí para quedarse de noche. Me dijo que era porque tenia unos tramite que hacer y como a mí me queda bien acepte con gusto”.- En eso fijo vista en la puerta de atrás y exclamó: .-“Ahí está, justo a tiempo, ¿Qué haces Germán donde estabas? “Me estaba cambiando y preparando algunas cosas”.- le respondió Germán, el suplente no pregunto, no le interesaba, solo quería irse temprano. Saludo fugazmente y se fue, detrás de él Germán cerraba la puerta con llave, se volvió hacia mí y me dijo: “Veni que te paso la maquina. Ya está todo listo”. Continuará...



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