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inicio de una atracción by Zorba


Una gran atracción por las peluquerías clásicas y tradicionales de caballeros, por los peluqueros ( en especial los ya mayores ) y por los cortes de pelo en sí, cuando son drásticos y forzados o no queridos, me acompaña desde mi preadolescencia. Claro que a los 13 años no estaba en mi cabeza el concepto de " fetiche", y yo lo veía como "algo" que me llamaba la atención y me empezaba a excitar.

Acompañaba a mis amigos cuando iban por su corte de pelo a alguna de las viejas peluquerías del barrio y disfrutaba cuando eran esquilados por el peluquero.
Cuando se trataba de "mí" corte , me llevaba mi padre y me hacía pelar a la "americana" , siempre a lo de Don Galvez.
Odiaba esos cortes brutales, pero había algo que me provocaba un frío corriendo por la espalda y diría que un poco lo disfrutaba.

El sillón de peluquero era lo que más me excitaba. Lo veía como un objeto que simbolizaba la "dominación" que tenía el peluquero sobre quien lo ocupaba para ser peluqueado sin misericordia.

Me gustaba observar la encimera del mueble con todas las herramientas ordenadas y listas para su uso. fundamentalmente las terribles máquinas de mano que se usaban para dar esos cortes al ras que, para esa época eran casi exclusivos para los ancianos y los niños.

Ya , un poco más grande, cuando pasaba por una peluquería hacía tiempo en la vereda fumando un cigarrillo y mirando de reojo si había alguien en el sillón.
Cerca de casa había una peluquería que, más que clásica era antigua y era atendida por un peluquero bastante hosco. Allí acompañaba a uno de mis amigos que era obligado por su padre. Era un "pelagatos".
Cuando estaban por empezar las clases , sobre todo el sábado anterior al comienzo, me gustaba ir porque siempre se llenaba de pibes con sus padres para conseguir su corte de pelo a último momento.
Ahí, contaba la cantidad de chiquilines que había y si eran 4 o 5 , o más, entonces entraba porque tenía asegurado el disfrute. Era un corte "colegial" detrás de otro. Todos terminaban con la cabecita al rape, muchos de ellos berreando como corderos mientras el peluquero los pelaba.
Cuando estaba terminando el último rapado, con alguna excusa me iba.
Salía super excitado. El peluquero se notaba que los pelaba con avidez.

Un día me tuve que cortar el pelo y elegí ésta peluquería.
Quería sentir la dominación de ese peluquero sobre mi cabeza. Tenía el pelo ya crecido y me imaginé al peluquero echar por el piso toda mi cabellera.

Recuerdo que entré y había un señor mayor en el sillón.
El peluquero me miró medio despectivamente y me preguntó, sin dejar de pasarle la máquina al cliente:

¿Te vas a cortar pibe?-
Sí.- le dije
Sentate ahí que termino de pelar al señor y te atiendo.- me mandó a una silla de espera.

Yo tomé una revista pero, en realidad, estaba pendiente del corte. Me causaba escalofrío ver todo el pelo que caía de la cabeza al paso de la esquiladora y ver al anciano sometido con la cabeza gacha.
En 10 minutos acabó de raparlo. Lo cepilló después de rasurarle el borde del corte y le sacó la capa.

Mientras le cobraba el servicio, me miró y me llamó al sillón dando unos golpecitos sobre el respaldo de cuero rojo:

Vamos pibe, tu turno.- y me esperaba junto a su silla con la tela de algodón blanca extendida.

Me senté , absolutamente excitado. Vi cómo le dio vuelo a la tela, la pasó por delante de mí dejándome totalmente cubierto y la ajustó por detrás con un ganchito metálico. Me puso un paño menor en la base de la nuca y lo dobló hacia adentro del cuello de mi camisa.

Tomó el peine que tenía en el bolsillo superior de su chaqueta y me empezó a alisar el pelo.

Está larguito , ¿eh?.- me dijo levantando el cabello de la nuca.
Sí. Era hora de un recorte.-
¿Sólo un recorte? Acá hay bastante para cortar. ¿ Cuánto hace que no ves un peluquero ?
Y…más de dos meses.-
¿más de dos meses y me hablás de recorte? . ¿A qué peluquero ibas?
De Don Galvez.-
¿Y Galvez te lo dejaba así de largo ? Mirá que lo conozco y le gusta pelarte más que a mí.
Sí, me cortaba muy corto.-
Y no te gustaba. Por eso viniste acá, ¿no?.-
No. Vine acá porque me gusta su peluquería.-
Ah, por eso viniste un par de veces y te ibas antes de tu corte.-

Me quería morir. Me había reconocido.

Bueno, vos estás buscando que te pele, ¿no?-.
En realidad algo más corto, tan pelado no.-
Quedate tranquilo pibe, hace más de 30 años que estoy rapando pibes como vos. Llegó tu turno.- me dijo , con una mueca de satisfacción.

Lo vi agarrar del mueble una de las maquinitas y la hizo funcionar en el aire delante de mis ojos. No podía más de la excitación.

No tengas miedo que es la #2. Esta no pela tanto. Dejame la cabecita bien abajo.- y me la empujó casi con violencia apretando mi barbilla contra el pecho. Me tenía dominado.-

Con la vista clavada en el blanco de la tela sentí como empezó a correr la máquina desde la base de la nuca hasta la coronilla.
Un enorme mechón de pelo vi caer por delante de mis ojos y quedar descansando en la capa. Luego otro y otro y así se iban repitiendo y me imaginaba la nuca cubierta por un rastrojo.

Decime la verdad. ¿ vos venías a ver estos rapados que yo hacía, no?.

Cuando me di cuenta que me había descubierto, tuve que darle la razón:

Sí. Me agrada todo este escenario de las peluquerías y los cortes de pelo.
Y ahora te tocó a vos. - paró de cortar y me puso el espejito de mano en la nuca y me hizo ver lo que estaba haciendo.


Mirá como te estoy pelando, y recién estoy pasando la #2. ¿ Te imaginás pelado al #0 ? Esperá un cachito.- me dijo como amenazante.

Me siguió pelando al #2.
Cuando terminó con la nuca atacó los costados. Las patillas desaparecieron en el viaje de la máquina hasta las sienes y doblando hacia abajo mis orejas pasó la máquina hasta un par de centímetros arriba de ellas.

Me plumereó y la tela se llenó más de pelo cortado casi de raíz.
Desabrochó la tela, la sacudió con fuerza en el aire y el pelo cayó al pie del sillón.

Mirá todo el pelo que te corté. Me encanta hacer estos cortes tanto como a vos mirarlos.-

Y me volvió a poner la capa.
Del mueble tomó la maquinita del #0 . Me iba a pelar a su voluntad.
Otra vez empujó la cabeza y me peló la nuca , bien hasta arriba. Me peló los costados y me dejó el pelo al milímetro.
Sólo tenía pelo arriba, pero por poco tiempo. Tuvo piedad y le dio descanso a la "cero".
Con peine y tijera me cortó muchísimo la parte de arriba para que no desentonara con el rapado de abajo.

Para demostrarme que me tenía controlado y que podía hacer con mi cabeza lo que quisiera, me pasó la palma de su mano a contrapelo por mi nuca rapada haciendo que mi excitación alcanzara un punto alto.

Desparramó entre sus manos un gel verde y me lo pasó por el pelo de arriba. Me peinó con una raya de costado y cortó algunos pelos que no habían quedado en orden.
Me puso el espejo de mano por atrás y me hizo ver el corte.
¿Qué te parece, pibe ?
Creo que es un muy buen corte. Muchas gracias .-
¿ Entonces vas a volver ?-
Seguro.-
Te espero en un mes, pero sin escaparte.


Me fui tocándome la nuca y mirándome en cada vidriera.
Mis padres no lo podían creer, pero aprobaron el corte.
En la escuela me tocó a mí ser el hazmerreir por esta vez.




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