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la trampa de Sarah by FCM Historias


Iba en la preparatoria y tenía una novia llamada Sarah, era bastante atractiva, rubia, de ojos verdes, algo alta y buen cuerpo, nunca entendí como nos volvimos novios, fue ella quien se acercó, primero, buscando ayuda para estudiar, poco a poco nos caímos bien, después de que comenzamos a andar me confesó que estaba amenazada cuando se acercó a mi, iba tan mal en la escuela que sus padres pensaban mandarla a un colegio militar, no sabía que hacer, una amiga le sugirió que me hablara para ver si lograba salvarse, pero nunca pensó que terminaría andando conmigo. Mejoró mucho en la escuela aunque tuvo que sacrificar muchas salidas, por suerte estaba yo para que no se aburriera mientras hacía tareas o estudiaba, sus amigas se burlaban pero no le importó, había conseguido su objetivo, sobre todo porque no hubiera aguantado el corte de cabello, ella se lo cuidaba mucho. Y en esos lugares te lo cortan para que dejes de perder tiempo valioso, aunque cuidaba mucho el suyo, siempre había querido llevarme a cortar el mío, pero nunca logró convencerme, teníamos una maestra llamada Carolina, tenía un cabello oscuro que se veía increíble, era bastante atractiva y joven, Sarah decía lo mucho que le envidiaba su cabello, se acercaba su cumpleaños y se me ocurrió que quizá podía conseguir su cabello para Sarah, se lo comenté, -sería increíble algo así, pero no habría forma de conseguirlo. A la maestra siempre le llamó la atención que Sarah me hablara y que se convirtiera en mi novia, era su estudiante favorito pero cuando supo lo de Sarah cambió un poco su actitud conmigo.
Un día en el que estaba distraído en su clase pensando en como podía pedirle que apostara conmigo, me descubrió, pidió que pasara al pizarrón, me puso a resolver los ejercicios que había, mientras lo hacía sonó el timbre de salida, era la última clase del día, todos salieron con la condición de entregar resueltos los ejercicios al día siguiente, pidió que los terminara de resolver, Sarah hizo señas de que ya se tenía que ir, quedé solo con la maestra, faltaba solo uno de los tres ejercicios, la maestra estaba pensativa, fue a cerrar la puerta, se aseguró de que estuviéramos solos, -¿que tal vas con Sarah?, -bien, no tenemos problemas graves, -siempre pensé que sería mala influencia para ti, pensé que bajarías tus calificaciones, pero demostraste que era al contrario, fuiste buena influencia para ella, ¡me da gusto que se haya formado una buena pareja!, se acercó hasta mi, -¿nunca te ha pedido que te cortes ese cabello?, , si yo fuera ella lo hubiera hecho, -no, bueno, si, pero lo hace en broma y nunca me insiste, -nunca entendí como conseguiste tanto privilegio, a varios alumnos aquí les piden que cumplan el reglamento, pero a ti por participar en algunas cosas de la escuela no, -¡ya sabe, cosas que consigue uno con su esfuerzo!, -te interesaría apostar ese cabello bonito?, aquella pregunta consiguió distraerme, -¿si te interesa o te da miedo perderlo?, -¿cual es su propuesta?, -estás seguro de como resolviste los 2ejercicios anteriores?, en caso de que si, la propuesta es la siguiente:
Si tus 3ejercicios son correctos, tienes derecho a cortar mi cabello, si fallas solo uno, ese cabello se corta como yo quiera, creo que es bastante justo, el tuyo es más corto que el mío, antes de que pudiera responder continuó hablando, yo sé que te llama la atención mi cabello, no sé por qué pero se nota que te gusta, a mi me agradaría que por fin perdieras el tuyo, así que tienes la última palabra, -mmmmm, no le voy a mentir, su idea es de mi agrado quisiera verla sin su cabello, pero me da miedo perder, -¿no te tienes confianza¿, -¡acepto la apuesta!, ¡vaya preparando ese cabello para mi!, se lo echó al frente para presumirlo un poco, -¿te refieres a este cabello?, haz tu trabajo y será todo tuyo, se acercó para acariciar el mío, ¡pero asegúrate de hacerlo bien, o haré que te zumben esta cabeza!, se alejó para que pudiera continuar con el ejercicio, mantuve la calma, estaba cerca de terminar, cuando dijo: ¡que quede claro que los anteriores se quedan así!, no puedes moverles nada, eso fue un golpe bajo, terminé el ejercicio, ella estaba sonriendo, -¿ya no puede con los nervios, ese cabello es mío!, -no lo creo, revisa bien ese último ejercicio!, al revisarlo noté que tenía un error al colocar el punto decimal, me hacía falta el aire, se acercó para tocar mi hombro, -tenías bien los primeros dos, pero logré ponerte nervioso!, error de principiante, levantó mi cabello, se alejó mientras no podía dejar de mirar al pizarrón, volvió con algo, -¡parece que tienes algo más de 15cm!, las lagrimas estaban a punto de brotarme, fue por su bolsa, -¡ya despierta, no estás soñando!, acabas de perder y vamos ahorita mismo para zumbarte esa cabeza, -mmmm, no, no puedo ir ahorita, ¡tengo que ir a mi casa!, -¿ah, sí¿, yo creo que no, hizo una llamada, -hola, buenas noches señora, soy la maestra Carolina, ¿se acuerda de mi?, -¡claro que si maestra!, ¿que sucede?, -quería ver si me presta un rato a su hijo, o le urge que vuelva a casa?, -no maestra, no hay problema, si va a estar con usted puede venir más tarde, -¡perfecto, es usted muy amable, muchas gracias!, se lo paso a dejar más tarde entonces, -bueno, ¡ahora si podemos irnos!, mis piernas estaban temblando, la maestra tomó mi brazo y salimos caminando, llegamos a su camioneta, abrió la puerta, me hizo subir, puso el seguro por si acaso, no era necesario, seguía en shock, se subió y salimos rumbo a dónde quisiera…
-¿puedo saber cuanto tiene que no te cortan ese cabello?, -no losé, creo que desde que salí de la secundaria, -¿y te lo cortaron mucho?, -si, hasta lo máximo que permitían de logo, un poco menos de la mitad de lo que tengo ahorita, -¡gracias por la información!, siguió manejando hasta que llegamos a un lugar que parecía abandonado, se estacionó, bajó de la camioneta, abrió mi puerta, me llevó de la mano hasta un local con una puerta de vidrio polarizado, -¡hola buenas moches!, ¿habrá espacio para un corte?, una chica se giró para mirar, -hola maestra, ¡sin, claro que si hay lugar, aunque debe esperar un poco para que terminemos, -¡perfecto, esperaré entonces!, entramos al local, había dos sillas de corte, frente a los espejos, sus muebles eran negros, a los lados de la puerta de vidrio había sillones cafés para esperar, un poco después había un lavabo de cada lado, algunos muebles con productos, el piso era de color blanco, las paredes estaban pintadas de azul con amarillo, la maestra se sentó conmigo en los sillones de la derecha dela puerta de entrada, -¡ni se te ocurra salir corriendo, te irá peor!, me dijo al oído, decidí no intentar ninguna tontería, logré relajarme esperando mi turno, me perdí mirando fotos que había en las paredes, volví a la realidad cuando escuché: ¿así está bien entonces?, le estaban preguntando a una chica si estaba satisfecha con el corte, la vi bien, parecía de mi edad, mientras la chica se revisaba su corte la de la otra silla aprobó el suyo, les quitaron la capa a las dos, se levantaron, pagaron por sus cortes, una de ellas me miró, sonrió y se despidió, las dos estilistas me miraron, -hola, mucho gusto, mi nombre es Kenia, dijo la de la silla de la derecha, tenía el cabello negro, con el flequillo arriba de las cejas, era de test blanca, no tenía mal cuerpo, -ya me presenté yo, ella es mi hermana Natalia, al verla bien me di cuenta que era muy parecida a la otra, se rió, ¡sí, es lo que piensas, somos gemelas!, pero para que nos diferenciaran una se cambió el color de cabello, -dennos un momento y los pasamos a la silla dijo Natalia, tuve un escalofrío cuando estaban terminando de barrer, la maestra se levantó del sillón de espera, -¿quien quieres que se encargue de tu cabello?, -¿usted no va a pasar maestra?, -si pero si paso tengo miedo de que se escape este chico, ambas se rieron, -¿por que lo trae usted maestra?, ya se ve grande como para que lo traigan, -¡me lo encargó su mamá por portarse mal! -¿enserio?, -no, ¡perdió una apuesta conmigo, ¡ya le traía ganas a su cabello y no desaprovecharé la oportunidad!, -¿ya decidiste con quien te vas a sentar?, -¿lo va a querer bien peladito maestra?, dijo Kenia, -sí, ya es hora de que reciba un buen corte,, alborotó mi cabello, -lo pelan bien por favor, Kenia tomó mi mano para llevarme a su silla, sacó un peine, desenredó mi cabello, le hizo un gesto con la cabeza a Natalia, -¡tienes muy bonito cabello!, maestra, queremos pedirle algo, tiene mucho que nadie viene por un corte como el que usted quiere para él, ¿podemos cortarlo entre las dos?, -¡por mi no hay problema!, pero lo veo muy nervioso, no sé si quiera, Kenia sacó una capa azul, me puso primero una tira blanca, luego la capa, -¡claro que va a querer maestra!, le va a gustar mucho el corte
Kenia fue por unas tijeras, levantó mi cabello de la parte derecha, -¡si está algo largo para un chico eh!, tomó un mechón entre sus dedos, lo cortó a la mitad, lo arrojó a la capa, quería llorar, -apenas estoy comenzando, ¡si vas a llorar espera a la maquina!, cortó sin piedad varios mechones más, se pasó detrás para realizar lo mismo, revisó que fuera suficiente, fue hacia el mueble, descolgó la maquina, quería salir corriendo pero mis piernas no respondieron, abrió un cajón, -¿empiezo con la uno maestra o lo quiere más largo?, -esa está perfecta para empezar, le colocó algo a la maquina, la encendió para probarla, se acercó a mi, -te va a gustar, no tengas miedo, el zumbido hizo que saltara, metió sus dedos entre el cabello de mi patilla, pegó la maquina a mi piel, la deslizó lentamente hasta la sien, la cantidad de cabello que caía me asustó, aunque no se sintió tan mal, se preparó para la segunda pasada, la capa se estaba cubriendo de mi cabello, -no tienes idea de cuanto llevo sin hacer algo así, ¡muchas gracias por la oportunidad!, dobló mi oreja con cuidado, la maquina tiraba demasiado cabello por dónde pasaba, cuando dio la primera pasada en la parte posterior abrí mucho los ojos, ella no dejaba de reír, salieron lagrimas involuntarias, Natalia fue por algo, mientras Kenia seguía pasando la maquina desde la base de mi cuello hasta la coronilla me secó las lagrimas, -trnaquilo, ¡solo es cabello!, ya te volverá a crecer, después de otras tres pasadas se terminó la parte posterior, Kenia apagó la maquina, -¡es tu turno hermana!, Natalia tomó la maquina, alborotó el cabello de la parte superior, -si te sirve de consuelo, ¡tienes el cabello más bonito que había visto en un chico, incluso mejor que varias chicas!, encendió la maquina, levantó el cabello detrás de mi oreja izquierda, la maquina tiraba lentamente más cabello que antes, por alguna razón me agradaba un poco más lo que hacía Natalia, o tal vez ya estaba resignado, noté que ella disfrutaba más que Kenia, sin querer me sentí cómodo, cuando levantó mi patilla pasó la maquina se sorprendió, -no puedo creerlo, ¡tienes demasiado cabello!, no lo parecía, ¿alguna vez te pasaron una maquina por tu cabecita?, -no, esta es la primera vez, -¿lo dices enserio?, preguntó la maestra, -si, siempre habían sido despuntes o el corte de la secundaria, pero fue a pura tijera también, -perdón por no preguntar antes, lo hubiera hecho progresivamente para que te agradara, ¡espero que no nos odies por esto!, -no hay problema, fui yo quien perdió la apuesta, -me agrada que al menos aceptas tu error, -¿no viste la cara que traía en el camino, yo hasta pensé que no dejaría de llorar, pero está aguantando bien, Natalia siguió pasando la maquina, estaba disfrutando la sensación de la maquina arrancando mi cabello, bajo la capa me sucedía algo pero no quería que se hiciera evidente, Natalia pasó la maquina lentamente cerca de mi ceja, fue increíble ver como cayó esa parte, se quedó parada un momento, no dejaba de mirarme, sonrió, giró la silla para que no mirara al espejo, -¡supongo que querrá ver esto directamente!, -¡sí, claro que quiero mirarlo!, sus dedos levantaron mi flequillo, hizo el amago colocando la maquina al centro de mi frente,desde la altura de mi sien derecha, deslizó la maquina lentamente, la maestra no dejó de sonreír, me pasó la mano para terminar de tirar el cabello que se quedó trabado, ya que tuvo esa franja colocó la maquina para llevarla hacia atrás, moví la cabeza involuntariamente, -necesito que no te muevas por favor, sonrió, puso una mano en mi nuca, colocó la maquina, la volvió a deslizar, estaba teniendo una erección, no sabía que hacer, la maquina cortando, las cosquillas, saber que estaba cayendo todo mi cabello y la mano en mi nuca era inevitable sentirme excitado, siguió dando pasadas hasta quedar conforme, pasó su mano para asegurarse que no había cabellos sueltos, colocó la maquina en mi sien derecha, la llevó hacia la izquierda lentamente, sentí como mi cabello era arrastrado hasta caer del lado izquierdo, repitió eso, cerré los ojos para evitar mostrarme contento, -ay, pobrecito!, dijo Kenia, la siguiente pasada imaginé que sería la última, la disfruté mucho, pero no sentí caer mi flequillo, -tranquilo, ¡ahora te lo quito!, -¿varias pasadas o de una sola maestra?, -mmmm, dale varias por favor, -sus deseos son ordenes, colocó la maquina del lado derecho de mi frente, me puso la mano en la parte superior, y deslizó la maquina hacia atrás, fue un movimiento corto pero me causó mucha excitación, movió la maquina a la derecha para la siguiente pasada, siguió repitiendo hasta que quedó un pedazo solamente, cuando estaba a punto de pasar la maquina la maestra me dijo: -¿sabías que Sarah me comentó tu secreto sobre mi cabello?, mis ojos se abrieron lo más que pudieron, Natalia pasó la maquina sin piedad, pasó su mano a mi nuca, estaba dando pasadas desde mi frente hasta atrás, -¡no lo sabías verdad!, pues gracias a ella me animé a apostar contigo sabiendo que conseguiría lo que tanto había querido, -gracias por avisarme, -¿así de cortito está bien maestra?, -no, se levantó para acariciearme la cabeza, noté como disfrutó mucho hacerlo, -atalia quitó el protector de la maquina, inclinó mi cabeza al frente, -¿entonces al cero maestra?, -sí, por favor!, acarició mi cabeza, se alejó para sentarse mientras Natalia llevó la maquina desde mi cuello hasta la coronilla, tenía una mano sobre mi cabeza, las pasadas eran rápidas, mi erección se hacía más grande, solté una sonrisa sin querer, se pasó a mi lado izquierdo la velocidad a la que pasaba la maquina me estaba volviendo loco, mis piernas temblaban terminó de cortar detrás de mi oreja izquierda, se pasó del lado derecho, repitió el proceso, -¡sigue apostando!, se burló Kenia, -si hubiera ganado sería la maestra quien estuviera aquí sentada, -¡pero el hubiera no existe!, Natalia pus la maquina en mi frente, dio la primera pasada, -no te vez nada mal sin todo ese cabello!, dijo mientras seguía dando pasadas, -¿si le pasan la navaja le brillará mucho la cabeza?, -parece que no, maestra, en caso de que si, tenemos la solución, ¿quiere que se la pase?, -¡sí, no sé si habrá otra oportunidad, de una vez quítaselo todo!, la miré algo molesto, -¡perdiste la cabellera!, si no te gusta, no andes apostando, me quedé callado mientras Natalia pasaba la maquina por toda mi cabeza para asegurarse que no quedara nada sin cortar, sentí algo caliente sobre mi cabeza, -te puse una toalla caliente, dijo Kenia, -¿si lo quiere a navaja maestra?, la miré esperando que no lo hiciera, se levantó para tocar mi cabeza, cuando lo hizo se quedó pensando, -¡sí, si quiero que se la pases!, me quitaron la toalla, sentí una sensación fría, estaba sonriendo sin querer, -¡te prometo que no te vas a ver mal!, aún no te vez, pero tienes buenos rasgos que se destacaron, esto solo hará que destaquen más, tú tranquilo, inclinó mi cabeza al frente, puso la navaja a la altura de mi coronilla, pidió que no me moviera y la deslizó con cuidado hacia abajo, abrí los ojos, llevó la navaja más abajo, esa sensación era increíble, mi erección se hizo más grande, cuando llegó a la altura de mi cuello casi solté un gemido, continuó con el proceso, solté unas lagrimas, -hasta que que te quebraste, ¡tardaste mucho!, dijo la maestra, se acercó para limpiarme las lagrimas, ¡espero que Sarah siga contigo cuando te vea!, es bastante tonta, quizá se aleje de ti cuando te vea, Natalia no dejó de afeitarme, el cuidado con el que lo hacía me sorprendía mucho, -le queda muy bien el corte maestra, ¡sería una tonta esa chica si lo deja!, dijo Kenia, la maestra fue a sentarse, la parte superior fue lo mejor, Natalia se había dado cuenta de mi erección, me dijo al oído: ¡se que te está gustando todo!, tú eres de los míos, ojalá después podamos hablar sobre esto, cuando terminó con la parte superior aplicó crema nuevamente, volvió a afeitar pero en sentido contrario, -¡ya quedó bien suavecita tu cabeza!, ¿cómo lo ve maestra?, -¡se ve muy bien!, tenían razón, casi no brilla su cabeza, -aún podemos hacer que brille menos o nada maestra, fue Kenia por algo, Natalia me quitó la capa, Kenia me aplicó algo en la cabeza, se sintió bastante bien, ¡ahora si ya quedaste listo!, la maestra se acercó para revisar mi cabeza, -me gusta mucho, ¡bien suave y sin brillo!, ¿quieres mirarte al espejo?, -no lo sé, tengo miedo, cubrieron mis ojos, me hicieron caminar unos pasos, cuando cuente hasta cinco te podrás ver, descubrió mis ojos y no podía creer lo que veía, sonreí, mis rasgos se acentuaban demasiado, el poco cuerpo que tenía se destacaba más, no sabía que decir, estaba contento con el resultado a pesar de tener tanto miedo cuando perdí, Kenia pidió mi teléfono, me llevó a un espejo grande, tomó algunas fotos, Natalia le puso la capa a la maestra, pensé que miraría algo igual de drastico que lo mío, pero no fue así, le cortó algo más de lo que sería un despunte, le quitó la capa, -¡ya está lista maestra!, le pagó por nuestros cortes y nos despedimos de las gemelas, pidieron que volviera pronto, la maestra dijo que se encargaría de eso, en el camino la maestra fue muy amable, no dejó de decir lo mucho que le gustaba mi apariencia, se ofreció para llevarme cada que quisiera, ella pagaría si era necesario, me agradó la idea pero faltaba saber lo que pensaba Sarah, antes de que me bajara me regaló un gorro, -¡por si te da pena que te vean así en la escuela!, se bajó antes que yo, fue a tocar la puerta habló con mi mamá y volvió por mi para que entrara a mi casa, le di las gracias por todo, mi madre se despidió de ella, cerró la puerta, -¡no te vez mal!, jamás imaginé que te lo cortarías por una apuesta y menos que te dejarían así, le di las gracias a mi madre, cenamos, me fui a bañar para poder dormir, la sensación de la almohada tocando mi cabeza fue increíble.
Al día siguiente en la escuela estuve con el gorro hasta que Sarah decidió quitármelo, miró sorprendida, tocó mi cabeza, se rió, -¡no pensé que si apostarías con la maestra!, -¿entonces si lo provocaste tú?, -sí, tenía curiosidad de verte así, hubiera disfrutado más ver a la maestra pero contigo me conformo, -¿entonces te gusta?, -en realidad no, tus ojos destacan mucho, pero no tienes la cabeza perfecta para lucir el corte, ¡háblame cuando te crezca nuevamente!, aquello fue un golpe bajo, no supe que decirle, cuando se iba, se giró para lanzar mi gorro, lo atrapé y no tardé en ponérmelo mientras quedaba recargado en la mesa sobre mis brazos, una chica lo vio todo, -¿estás bien?, -no, no sé quien seas, pero aléjate porfa, -soy Michelle, me abrazó, estaba tan mal por lo de Sarah que no recordaba quien era ella, me quitó el gorro, cuando me di la vuelta molesto para pedírselo lo impidió tocando mi cabeza, -se siente genial, me estaba gustando lo que hacía, -¿puedes levantarte para que pueda mirarte bien?, lo hice bastante molesto, ya era suficiente con la burla de Sarah, -¡sonríe por favor!, cuando lo hice recordé que a ella la había conocido por un trabajo en equipo, -¡me encanta como te vez!, creo que Sarah es estupida, me abrazó, -¡quiero acompañarte la próxima vez que vallas a cortarlo!, siempre quise verte así, pero no había forma de acercarse a ti con Sarah a tu lado, -no tenía ni idea de eso!, -si dejas que te acompañe soy capaz de dejar que elijas mi corte, su cabello era aún mejor que el de Sarah, -¡puede ser un buen trato!, en ese momento llegó la maestra Carolina, -¡olvidé entregarte esto ayer!, me dio un bote extraño, acarició mi cabeza, -es la crema que te aplicaron ayer, -gracias, en cuanto se alejó, Michelle arrebató el bote, pidió que girara, aplicó la crema y se pasó al frente, -¡ahora me gusta más!, la abracé, me puso mi gorro y nos fuimos a dar una vuelta en lo que entrábamos a la siguiente clase…



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