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Michel me pasa la máquina by Mike R
Siempre había tenido un fetiche por los cortes de pelo, desde que recuerdo me encantaba ir a las peluquerías únicamente para sentarme a ver cómo cortaban el cabello de otra gente, evidentemente para disimular un poco agendaba una cita y pedía un corte de pelo regular, mi fantasía siempre fue raparme todo y quedar bien pelón, pero me daba vergüenza andar con un corte tan drástico, así pasó el tiempo hasta que un día a mis 24 años, en una peluquería conocí a Michel, era un peluquero de mi edad, alto de pelo grueso cobrizo, siempre se peinaba con gel hacia atrás, comencé a agendar cortes con el frecuentemente, con el tiempo habíamos formado una buena amistad y teníamos muy buena química, a ratos incluso me llegaba a sentir atraído por él. El se sentía de manera similar ya que siempre que me veía se le iluminaban los ojos, disfrutábamos cada vez que iba a cortarme el pelo. Un día que iba a mi despunte y pasar el rato en la peluquería Michel me dijo:
-Yo se que vienes muy seguido acá y todo, no te ves nada mal con el corte y mantenimiento que te doy siempre, pero, ¿no has pensado nunca en cambiar de estilo?, he notado que observas mucho a otros clientes y te llama la atención cuando alguno le están contando bastante el pelo, ¿no crees que es momento de hacerte tu un corte radical o por lo menos diferente?
Esa pregunta me llamó mucho la atención, ya había contemplado la idea de raparme desde hace mucho tiempo solo no había tenido el valor de hacerlo, pero me apegué a la curiosidad de Michel para agarrar valor y pedirlo.
-Creo que si, la verdad es que he estado pensando mucho en hacerme un corte todo parejo con máquina, me llaman mucho la atención los chicos con el cabello muy corto y creo que no se me vería tan mal. De momento córtame sólo las puntas, en unas semanas que comience el verano y crezca mi pelo nos decantamos por un cambio radical.
-¿Pelón?
-Pelón
Había tenido ganas de decir eso desde hace mucho tiempo, Michel sonrió y continuó con el corte de siempre y al acabar me dijo:
-Todo listo, nos vemos en unas semanas para tu pelada…
Yo solo lo miré y le sonreí, lo único que pensaba durante esas semanas era como iba a verme pelón y lo bien que se iba a sentir ser rapado, estaba muy emocionado, Michel me dijo un día antes que llegara a la hora de cerrar, para que no tuviera gente el lugar y pudiera sentirme mas cómodo cortándome el pelo.
Yo llegué completamente emocionado a la peluquería, vi a Michel, lo saludé y tomé asiento.
-¿Estás listo?
-Si lo estoy, antes quiero lavarme el pelo por última vez, supongo que voy a estar mucho tiempo sin poder hacerlo.
Michel lavó mi pelo con bastante acondicionador, y peinó todo mi pelo hacia atrás, me encantaba lo brilloso que se veía y lo sedoso que se sentía, quería que mi pelo no se enredara en lo absoluto cuando me pasara la máquina.
-Okey, te rapo entonces
-Por favor
-¿Te parece si te paso la #4 todo parejo? es corto pero no tanto.
-Siena bien, adelante…
Michel me colocó la capa y me puso frente al espejo, puso en la máquina el peine #4 y la encendió, estaba completamente excitado y nervioso, puso la máquina a altura de mi frente y comenzó a pasarla lentamente por mi cabeza, la máquina cortaba fácilmente entre mis mechones largos de pelo que solo veía caer a la capa y luego al suelo, adoraba el zumbido que hacía la máquina mientras la pasaba por mi cabeza, Michel sabía que lo estaba disfrutando así que lo hacía lento para disfrutarlo al máximo, tenía una erección que se volvía más fuerte cuando Michel pasaba su mano por mi cabeza rapada, veía cómo estaba quedando con el pelo cortito y me encantaba como se estaba viendo, él solo veía mi cara de felicidad y sonreía, continuó pasando la máquina mientras seguían cayendo grandes mechones de pelo, hasta que terminó.
-¿Cómo ves? ¿Te gusta?, me parece que te da carácter…
Yo estaba encantado con el resultado, pero mi excitación era tanta que quería que me siguiera pasando la máquina, pensaba que probablemente me arrepentiría pero el momento para quedar pelón era ese, así que sin pensarlo mucho le dije:
-Me gusta como se me ve, pero lo quiero más corto, pásame la #1, que quede bien pegadito.
Michel no lo pensó dos veces, sonrió y colocó el peine #1, volvió a pasar la máquina por toda mi cabeza, lentamente siguiendo un camino desde la frente hasta mi nuca, el pelo seguía cayendo pero ahora en tamaños más pequeños, pasaba la máquina y su mano, yo disfrutaba la sensación que tenía en la cabeza, las vibraciones se sentían como cosquillas por todo mi craneo y no paraba de sonreír y ver pelo caer por todos lados, Michel al pasar la máquina juntaba el pelo cortado en su mano y con esta lo dejaba caer frente mío, estaba sintiendo un placer increíble.
Michel continuó cortando los contornos con una máquina más pequeña, al terminar apagó la máquina y colocó sus brazos sobre mis hombros abrazándome de espaldas mirándome por el espejo y dijo mientras todavía seguía sentado con la capa:
-Me gusta mucho como te ves peloncito
Al mirarme al espejo no lo podía creer, estaba completamente rapado, me veía tan diferente:
-A mi también me gusta mucho
Michel procedió a colocar unas gotas de un aceite en la palma de sus manos y comenzó a aplicarlo por lo que quedaba de mi cabello, recuerdo una sensación refrescante, pasé mi mano por mi cabeza, se sentía tan suave y diferente. Mi excitación seguía, yo solo miraba la boca de Michel esperando algo más, sonriendo, con una mirada juguetona, cuando me dijo:
-Tengo que aceptar que ahora que estás pelón me pareces mucho más atractivo… había querido pelarte desde hace tiempo y hoy por fin me diste el placer, esto te lo tengo que recompensar.
-¿Qué tienes en mente?
Michel acercó su boca a la mía y en el calor del momento comenzó a besarme, metí mi mano a su pantalón y con mi otra mano acariciaba su cabello con gel, simulando un peine cepillando su pelo hacia atrás, el no paraba de pasar su mano por mi cabeza, se sentía espectacular, pasamos un buen rato y después cada un regreso a casa.
Con el paso del tiempo agarré la confianza y el gusto de estar pelón, al principio sentía que recibía muchas miradas pero después se volvió algo normal para mí, Michel siguió rapándome en las subsecuentes visitas, igual todo parejo pero ahora con el peine #2, comenzamos a salir de manera normal, e incluso le comenté que sería muy bueno que también me dejara raparlo como yo para andar los 2 igual, con los días le pareció más y más tentadora la propuesta, por lo que después de insistir un poco accedió, pero bueno esa es historia para otra ocasión.