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Primer escolar by Bienalrape
Después del desayuno me arrimé a la puerta del baño donde se duchaba mi esposa y le dije:
— Paula, me voy a la peluquería.----
— ¿Podés llevar a Nico con vos porque en la semana tiene la foto de la escuela ?.---
— Sí, pero yo no voy a ir al salón de tu estilista donde acostumbras a llevarlo.---
— No, llevalo con vos . El salón está de vacaciones. Pero no lo traigas rapado como te lo cortás vos , ¿eh?.---
— Bueno, pero un poco corto sí. Lo tiene muy desprolijo. —
— Sí, un poco rebajado. Nada más. —
Nico tiene 6 años y es su primera foto colegial. Nunca lo había llevado conmigo a cortarnos el pelo juntos. Siempre fue mi mujer quien se encargaba de ese tema. No le gustaba mi cabello muy corto cuando volvía de lo de Don Carmelo, el peluquero del barrio . Don Carmelo hacía años que me cortaba el pelo. Ya me conocía el gusto y no necesitaba instrucciones.
A veces me hacía chistes y me decía que mi mujer era la que no me dejaba llevar al chico a una peluquería de hombres , porque yo no tenía carácter.
Hoy iba a ser el día.
Nos subimos al auto y mi hijo preguntó dónde íbamos:
— Vamos a cortarnos el pelo, Nico. Pero no vamos al peluquero de mamá. Vamos al de papá. —-
Pareció no importarle.
Llegamos a la antigua peluquería y al entrar nos recibió el llamador de siempre.
Don Carmelo estaba pelando a un anciano.
— Buen día Don Carmelo. —- saludé.
— Hola, buen día. Por fin traemos al jovencito y parece que necesita un buen corte, ¿ no es verdad Don Cosme? —- le dijo al viejito que tenía la cabeza gacha mientras le cortaban el pelo de la nuca.
Nos sentamos a esperar. Le di una revista a Nico para que se entretuviera.
En 15 minutos el cliente ya estTerminé mi desayuno y le dije a mi esposa, que estaba duchándose:
— Paula, voy a la peluquería. Me llevo el auto. —
Desde adentro del baño me dijo:
aba rapado. Le cepilló la cabeza y se la entalcó antes de sacarle la tela que lo cubría.
El anciano pagó el corte y se fue.
Con la tela blanca de algodón estirada en el aire y parado junto al sillón, el peluquero dijo:
— !! Siguienteeee!!! — y se rió.
Me paré y fui hasta la silla. Me senté de frente al espejo y me capeó, dejándome listo para la esquila.
Me peinó y se hizo tiempo para opinar de mi cabello:
— ¿Qué pasó ? ¿ Lo dejamos crecer mucho, no? Seguro que tu mujer no te dejaba venir a cortarlo. Lo quería largo, ¿no? — me dijo riendo, aunque para mis adentros yo sabía que el viejo tenía razón. Ella no lo quería corto.
—- ¿ Cómo siempre , no? —
— Sí, Don Carmelo. —
Agarró del mueble la maquinilla manual del número "cero", me bajó con fuerza la cabeza y me empezó a pelar hasta la coronilla.
Me rapaba con ganas, como siempre, metiéndole presión al acero sobre mi cuero cabelludo.
La cortapelos iba y venía varias veces por mi nuca dejando el pelo como agujas a 1 mm de largo.
Con la cabeza , ahora tumbada a los costados, me peló los laterales. Borró mis patillas, hizo los típicos arcos detrás de las orejas y me limpió el pelo hasta las sienes.
Me cepilló y entalcó y , con peine y tijera, me empezó a cortar bastante el pelo de arriba.
La tela era un gran montón de pelo arrancado. Con el cepillo de madera lo empujó al suelo, al pie del sillón.
— ¿ Querés la doble cero hoy, o tu esposa no te deja ?.---
— No. Está bien así , Don Carmelo.
Me afeitó el contorno del corte y finalizó peinándome con gel y dándome una última entalcada.
— Listo. Decile a tu señora que vos no querías pero yo te lo corté igual. Así no te hace escándalo.---
Me sacó la tela y bajé del sillón acariciando mi nuca pelada a contrapelo. Un buen corte, como me gusta a mí.
El peluquero lo miró a Nico y dijo:
— ¿ El jovencito se va a cortar o le hago dos colitas ?.---- se rió.
— Sí, se corta.--- le dije, ya cansado de las bromas y las indirectas del peluquero.
Tomó de un rincón la sillita de madera alta para niños y la puso en el centro del salón, de frente al espejo.
— Vamos jovencito. A sentarse y quedarse quietito. —
Lo ayudé a sentarse en la sillita mientras el peluquero le pasaba la tela blanca que casi arrastraba por el piso. Lo dejó todo envuelto.
Mientras lo peinaba me dijo:
— ¿ Tu esposa sabe que lo trajiste acá ?
— Sí. Donde lo lleva ella están de vacaciones y en la semana al nene le toman la foto escolar. —
— Ah, claro. Tiene que estar prolijito.. Me imagino que te habrá llenado de instrucciones sobre el corte, ¿no?.---
Ya me estaba cansando de sus ironías , aún sabiendo que eran bromas. Decidí ponerle un freno. Le dije:
— No. No me dio instrucciones. Me dijo que me fijara. —
— Ah, bueno. Por fin podés decidir el corte de tu hijo. Por algo sos el padre. ¿ y ya decidiste ? . —- me dijo mientras revolvía sus herramientas.
— Sí. Algo común. Como los chicos de escuela. Nada raro. —
Le mostré el cuadrito con las tarifas que colgaba junto al espejo, y le dije:
—- Mirá. Tenés el "corte escolar" que es el que elige la mayoría de los padres porque es muy cómodo. —-
—- Bueno, está bien. —- Acepté la propuesta creyendo que estaba eligiendo lo mejor.
Cuando vi que le había empezado a cortar el pelo tranquilo en la parte de arriba, me puse a leer una revista de Pesca y Camping que encontré en la mesita.
Un par de veces levanté la vista y vi que el corte seguía por arriba y todo estaba en orden.
Seguí con la revista y encontré una nota interesante sobre el turismo en el Río Salado. Me quedé enganchado con la nota y la terminé de leer completa.
Cuando miré otra vez el corte casi me muero.
Nico ya tenía la mitad de la nuca pelada desde la base hasta la coronilla y el peluquero ya estaba iniciando una nueva franja con el cuero cabelludo en blanco.
— Uhhh, Don Carmelo. ¿ Por qué me lo peló tanto ?. —
El viejo separó la máquina de la cabeza , me miró sorprendido y me dijo:
— Me pidió un escolar. —
— Pero no sabía que era tan pelado. —
Con la cabeza de Nico aún sostenida hacia abajo con su mentón pegado al pecho, me dijo:
— Esto no tiene vuelta atrás. Hay que terminarlo.---
— La madre me mata cuando lo vea.---
— Esto es un corte escolar. Peladito al cero atrás y arriba lo suficiente para peinarlo. Es muy práctico y muy higiénico. ¿ Lo terminamos? —
— Y…sí. No me lo puedo llevar a medio pelar. Ahora termine.
Siguió pasando la máquina y ahora , aunque ya era tarde, fijándome en el corte le terminó de pelas toda la parte trasera.
Retocó un poco más la parte de arriba, le mojó el pelo con un rociador y lo peinó con una severa raya al costado.
Lo entalcó y sacó la tela.
Lo bajé de la silla y le vi la nuca totalmente al ras.
Todavía había que volver a casa.
En el auto , Nico, me dijo que le gustaba mucho este corte y que no quería ir más con su mamá al peluquero de señoras.
Sin quererlo, mi hijo me dio la respuesta cuando mi mujer pusiera el grito en el cielo.
Al verlo casi le da un infarto:
— ¿ Qué le hiciste al chico, pobrecito, y eso que te avisé.----
— A él le gustó corto , Paula. —-
— Sí mamá. No quiero ir más a tu peluquero. Me gusta así. —
De a poco mi mujer lo fue aceptando y a partir de ese corte, todos fueron en lo de Don Carmelo hasta que se jubiló y la seguimos en lo de Vicente, que resultó igual de "verdugo".