La peluquería misteriosa by Fabio

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Esta es la na historia tan real como que este sitio es excelente

Ocurrió hace cinco días, el viernes 7 de febrero

En oportunidad de llevar a mí hija hasta la estación, vi de pasada sobre la avenida un letrero pintado sobre una pared que decía Peluquería, nada más, solo eso, ni siquiera tenía aspecto de un local comercial porque el frente no estaba sobre la vereda sino unos metros hacia adentro, seguramente por eso nunca antes la había visto, ya que no era la primera vez que pasaba por allí.

La imagen me quedo grabada, deje a mí hija en la estación y de regreso pase muy despacio y pude ver por la ventana uno de esos caballitos que hace años tenían las peluquerías para cortar el pelo de los niños, mí mente arribo rápidamente a una conclusión: no era una peluquería moderna.

Mire mí reflejo en el retrovisor y comprobé que mí último corte había crecido lo suficiente como para darle una repasada, por lo que estacione a la vuelta de la esquina y salí decidido a desentrañar el enigma de esa misteriosa peluquería.

Debo mencionar que hace varios años uso un corte de pelo algo particular, completamente rapado (cuánto más mejor) a excepción de un pequeño jopito en el frente, el que a veces dejo crecer un poco más y otras veces lo hago cortar al número 1 o tipo cepillo yo, pero la idea es no tener la cabeza totalmente rapada, que se yo cosas de viejo tal vez, para ilustrar un poco más mí corte sería una especie del corte Humberto que se usaba en una época especialmente en Colombia.

Bueno volviendo a la peluquería, llego a la puerta y estaba cerrada pero las cortinas estaban abiertas, golpeó y escucho que se acerca alguien, abren la puerta y un señor me invita a pasar y me saluda muy cordialmente, al entrar veo dos sillones, modestos pero muy antiguos, pero solo enfrente de uno de ellos había herramientas por lo que intuyo que trabaja solo, más atrás dos caballitos de los que he mencionado frente a un espejo sobre una de las paredes laterales.

Me invita a sentarme y me pregunta cómo me iba a cortar, a lo que respondo -bien peladito y me deja un poquito adelante nomás, a lo que responde -muy bien, y empieza a prepararse para el corte.

Lo primero que hace es poner una nueva gilete en una navaja de esas que se usan ahora, lo que no me llamo la atención porque antes era normal que limpien la pelusa del cuello y alrededor de las orejas con la navaja.

Después cepillo y acomodo un par de máquinas que tenía sobre el mueble, extrajo unas toallas de papel marrón de un cajón y las puso junto a las máquinas, esto último si me sorprendió un poco, hasta que me colocó una toalla sobre mí hombro y tomando un pote de una repisa me empezo a aplicar crema sobre la cabeza, entonces entendí lo que estaba sucediendo, me iba a afeitar la cabeza.

Estuve a punto de detener el proceso pero preferí guardar silencio y disfrutar, cuando empezó a pasar la navaja desde el remolino hasta la base de la nuca, el sonido de la hoja arrasando el poco pelo que tenía me trajo muchos recuerdos y una sensación muy agradable, hacía años que no me afeitaba la cabeza, sus movimientos eran suaves pero firmes a la vez, tenía muy buena mano por lo cual estimo que debe tener varios clientes a quienes les afeita la cabeza.

Cuando llego a la parte superior refilo cuidadosamente mí pequeño jopito y me preguntó si estaba bien así o lo quería más chico, para mí estaba bien, termino de repasar todo su afeitado y sin mediar palabra o pregunta, tomo la máquina, le coloco el peine número 1 y me la paso por el poco pelo que había quedado

Un corte (o afeitado) espectacular e inesperado, pero por el cual valio desentrañar el misterio de esa peluquería fantasma, y encima súper económico, lamento y no entiendo cómo nunca antes la había visto, pero bueno, nunca es tarde cuando la ducha es buena.

No sé si este hombre cortará bien el pelo, pero el afeitado estuvo espectacular.

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