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Oficialmente "Calvo" by PelónMPBBC




Para un trabajo de gobierno me dijeron que fuera bien rasurado porque me iban a tomar fotos y tenía que estar sin barba ni bigote. Para ese entonces ya tenía entradas y una coronilla que se notaban bastante, quizá un Norwood 4. (Yo me había encargado con pinzas)Así que la noche anterior me tomé fotos y jugué con diferentes estilos hasta quedar con la cabeza totalmente lisa y un bigote que, a mi parecer, me hacía ver muy mayor.

Al otro día tuve que rasurarme, quedando sin cabello y sin vello facial, más que cejas y pestañas. Así acudí a que me tomaran las fotos para el trámite. Sin embargo, después tenía que ir a tomarme otras fotografías tamaño infantil. Entrando a la farmacia, la cajera me indicó dónde posar. Ahí estaba su hija pequeña, inquieta y jugando. Entonces me preparé para la foto, me quité los lentes y la gorra, y la niña exclamó: "¡No tiene pelo!".

Por supuesto que yo lo sabía, yo mismo lo había rasurado, pero es incómodo cuando lo notan y lo señalan. Minutos después ya tenía mis fotos y todos mis documentos listos para entregar al día siguiente en esa oficina.

Cuando entregué todo, me dijeron que volviera en un rato mientras elaboraban un documento. Cabe señalar que traía gorra, porque en esa ciudad todo el año hace frío y la señorita nunca me había visto sin ella.

Una hora después volví y me pidió que anotara unos datos en una hoja. Luego me entregó un documento y me pidió que lo revisara. En la parte inferior venía la descripción de mis características físicas para evitar suplantación de identidad: nariz, frente, tono de piel, forma de la cara y cabello. En el parámetro de cabello estaban las opciones "castaño" y "calvo". La casilla de "calvo" estaba marcada con una X, y en "frente" la opción marcada fue "muy amplia".

En ese momento sentí entre vergüenza y resignación. Por supuesto que yo sabía que había perdido parte del cabello (yo mismo lo había retirado por voluntad): para otros trámites ya me había rapado (como la cartilla militar), y en mi título de licenciatura aún aparezco con cabello juvenil. En mi INE ya figuraba con la barba crecida, entradas grandes y la cabeza rapada al uno. Yo ya sabía que era calvo. Llevaba años afeitándome la cabeza: primero por gusto, luego para disimular, y ahora ya era evidente. Pero que en un documento oficial apareciera la palabra "calvo" me impactó.

Le pregunté a la chica si podía tomarle foto a la hoja, y me dijo que no era necesario, que me la entregaría. El trámite ya estaba hecho, y ahora, en papeles, era oficialmente calvo.

Antes de entrar a trabajar en esa dependencia decidí dejarme crecer el cabello. Unos meses después volví, ya con algo de pelo, y me atendió otra señora. No llevaba gorra porque ya no sentía tanto frío. Nadie dijo nada, aunque me miraron raro. Eso me hizo sentir seguro.

Luego tuve que acudir a la fiscalía por un certificado de no antecedentes penales. Hacía sol, así que llevaba gorra, pero en el filtro de seguridad me pidieron quitármela. Por un momento me sentí expuesto, pero nadie dijo nada. Me tomaron la foto y apareció junto a mis datos en el oficio. Con barba crecida y poco cabello, me veía mayor, como caballero (como quería).

Después entregué ese documento en la oficina anterior. Ya solo tenía que esperar para presentarme a trabajar. Caminando al centro noté que muchos hombres tenían algún grado de pérdida de cabello. Llegando a la central de autobuses, faltaba una hora para mi camión, y entré a una peluquería.

Cuando fue mi turno, la estilista me preguntó qué quería. Se me quedó viendo, y yo respondí sin que ella dijera nada: "Rasurado, por favor". Procedió a dejarme la cabeza lisa. Mientras terminaba, entró un señor mayor con su hija y su nieta. La niña me señaló y gritó: "¡Otro como tú!". Me sonrojé, pero la estilista me dijo: "Te ves muy bien, no hay nada de qué avergonzarse".

Tenía razón. No es nada del otro mundo. A los hombres nos crece barba y bigote, algunos más, otros menos. Igual pasa con el cabello: a algunos se les cae, a otros no. (Otros lo quitamos). Solo que yo no esperaba llamar la atención así, y que me pasara a los 29 años fue un choque de realidad.

Le pagué, di un último paseo antes de abordar el autobús, y con la cabeza lisa me sentía fresco, más limpio, más estilizado. Esa fue mi experiencia: oficialmente calvo.


Historia real






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